Así lo afirmó el Pontífice en la sede del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en Nairobi (Kenia) y en el marco de su primer viaje a África, que también le llevará por Uganda y por la República Centroafricana.

Francisco hizo hincapié en la necesidad de adoptar sistemas de energía bajos en carbono y en poner fin a “la ‘cultura del descarte’, que contribuye al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero, según informó el PNUMA.

“Dentro de unos días se celebrará una importante reunión sobre el cambio climático en París. Sería triste y me atrevo a decir hasta catastrófico que los intereses individuales prevalezcan sobre el bien común”, indicó, antes de añadir que, “en este contexto internacional, nos enfrentamos a una elección que no puede ser ignorada, ya sea para mejorar o para destruir el medio ambiente”.

El Papa recalcó que la reunión del clima en París supone “una etapa importante en el proceso de desarrollo de un nuevo sistema de energía que dependa de un uso mínimo de combustibles fósiles, tiene como objetivo la eficiencia energética y usa fuentes de energía con poco o ningún contenido de carbono”. “Nos enfrentamos a una gran obligación política y económica de repensar y corregir las disfunciones y distorsiones del actual modelo de desarrollo”, apostilló.

LIDERAZGO MORAL

Por su parte, el director ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner, elogió el liderazgo moral del Papa Francisco en relación al medio ambiente, reflejado en su encíclica ‘Laudato Si’ y en un reciente discurso en la Asamblea General de la ONU, al defender “una visión del mundo en el que las personas y la naturaleza pueden vivir en armonía”.

Steiner le alabó por “dirigirse al mundo tan sólo unos días antes de la conferencia sobre el clima de París, con el futuro de este planeta en la cuerda floja, y recordar a los líderes mundiales, líderes empresariales y ciudadanos individuales que cada uno de nosotros tenemos no sólo una responsabilidad, sino una obligación de actuar en lo que nuestra conciencia nos dice que es correcto".

Como un símbolo más de su compromiso medioambiental, Francisco plantó un ‘olea capensis’, un árbol africano de la familia de los olivos, en los terrenos del PNUMA antes de su discurso. Posteriormente, Steiner y el Papa recorrieron las oficinas de esta agencia de la ONU, impulsadas en gran medida por paneles solares.