El cambio climático incluye al Ártico en la agenda geopolítica por motivos estratégicos y no medioambientales
- Según la profesora de la Universidad Complutense de Madrid Elena Conde
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El cambio climático ha elevado al Ártico a una cuestión de primer orden en la agenda geopolítica de los Estados por las posibilidades que abre en la extracción de recursos en esta zona, mientras que hasta hace poco tan sólo se trataba de una cuestión secundaria, según Elena Conde, profesora de Derecho Internacional de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), quien coordina un simposio que se celebra este jueves sobre las oportunidades y los riesgos que entraña este territorio helado.
“El deshielo ha abierto un mundo de oportunidades”, señaló esta profesora especializada en derecho del mar y de los tratados internacionales. Esta docente de la UCM reúne hoy a algunos de los mayores expertos mundiales en el campo de las ciencias sociales sobre el Ártico en el simposio que organiza la Fundación Ramón Areces, como son el secretario ejecutivo del Comité Internacional de Ciencia del Ártico, Volker Rachold, o el presidente de la Asociación Internacional de Ciencia Social del Ártico, Peter Sköld.
“El Ártico era un espacio que no estaba en la agenda geopolítica”, declaró esta experta a Servimedia, pero tras un informe publicado en 2008 por el Instituto Geológico de los Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) en el que informaba de la existencia de una gran cantidad de recursos sin explotar -como gas, petróleo e incluso materiales preciosos-, los Estados se lanzaron en una búsqueda para explotar y sacar beneficio de estos recursos naturales.
EL DESHIELO FAVORECE LA EXPLOTACIÓN DE RECURSOS
Ahora, el cambio climático y su consiguiente deshielo han permitido que las condiciones de este área sean menos adversas para las labores de explotación de dichos materiales. Asegura la experta que cuanto más intenso sea el deshielo más favorables serán las condiciones para la explotación del petróleo y el gas que puede almacenar. Sin embargo, “algunas empresas petroleras se han retirado del Ártico porque las condiciones todavía son muy adversas”, explicó Conde.
Actualmente, la mayor parte del Ártico pertenece a los cinco Estados ribereños: Rusia, Canadá, Noruega, Dinamarca y Estados Unidos, países que “tienen especiales intereses en el reparto del Ártico”, un reparto que no es tal, ya que “no hacen más que aplicar un tratado internacional universal”, la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, derecho por el que se rige este ‘territorio’.
Además de las facilidades para la obtención de recursos naturales, el deshielo también permite que se abran nuevas rutas comerciales, al convertirse ciertas zonas del Ártico en navegables, algo en lo que China estaría especialmente interesada, según contó Conde a Servimedia.
Sin embargo, además de los riesgos medioambientales, el hecho de que los Estados comiencen su pujanza por la extracción de recursos naturales también entraña otros peligros que afectan a las poblaciones indígenas, a las que se les puede "cambiar totalmente su forma de vida”.
(SERVIMEDIA)
12 Nov 2015
GIC/gja