Así se expresó el portavoz de la formación que junto a las CUP patrocina la resolución de nueve puntos que prevé abrir el proceso de “desconexión” de España.

Romeva se estrenaba hoy como portavoz “con el honor y la responsabilidad” de defender el “solemne inicio de un nuevo Estado catalán, una república catalana”, a lo largo de una “legislatura que enfocamos como la última de carácter autonomista”.

Aseguro que millones de personas viven en Cataluña este proceso con “mucha emoción”. Desde su formación, dijo, este paso constituye “una respuesta a una demanda masiva, transversal y ejemplarmente pacífica”.

Tras años pidiendo al Estado español medios para mantener un modelo de justicia social, de bienestar, de igualdad de oportunidades y de funcionamiento más democrático, dijo Romeva, la única solución posible es la creación de un nuevo Estado.

En este escenario y con la previsible aprobación del texto que hoy se somete al pleno, el acto de aprobación supondrá “un antes y un después en cuanto a la condición política de este Parlamento” que va a dar respuesta a los deseos de “casi dos millones de personas que votaron a favor de que Cataluña sea un Estado”.

El portavoz de Junts pel Sí reconoció que esa cifra puede valorase de muchas formas, pero lo que no se puede poner en duda es que “fuimos a votar (a las elecciones autonómicas) sabiendo que era la mejor, la única forma de ejercer el derecho a decidir” y conscientes de que la consulta celebrada hace justo un año “terminó mal, muy mal, porque acabó con tres personas querelladas por hacer lo que les habíamos pedido”.

A estas alturas, dijo Romeva, “nadie se puede engañar. La derrota de Cataluña” es un objetivo en la política española, “es parte de una guerra política psicológica. Es una guerra por otros medios” que sólo se puede resolver con la creación de una Cataluña independiente.

“Se trata de encontrar respuestas lógicas a problemas complejos”, insistió antes de preguntarse “¿dónde está la responsabilidad institucional? ¿dónde está la altura de miras? ¿dónde está la justicia? ¿dónde la separación de poderes?”.

Con este panorama, la independencia se presenta como “una oportunidad de oro para construir un Estado moderno, propio del siglo XXI y ejemplar en lucha contra las malas prácticas y corrupción”.