España impulsó durante este mes tres debates abiertos centrados en el expediente ‘Mujeres, paz y seguridad’, las víctimas del terrorismo y la situación en Oriente Medio.

El momento álgido de España tuvo lugar cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, presidió una sesión del Consejo de Seguridad de la ONU en la que se abordó la renovación de la resolución 1325 sobre Mujeres, Paz y Seguridad, que cumple 15 años, aprobándose, por unanimidad, la resolución 2242/2015.

Rajoy subrayó que esta resolución nace como consecuencia del esfuerzo colectivo tanto de Naciones Unidas como de la sociedad civil, al contener unas “bases renovadas, sólidas y ambiciosas para los próximos 15 años.

España defiende que las mujeres en los países en conflicto son deliberadamente víctimas de una violencia que va dirigida directamente a ellas, por lo que aboga porque se les otorgue un estatus de “mujeres de paz”.

En este tiempo, también tuvo lugar un debate más técnico para abordar la cuestión del veto en el Consejo de Seguridad de la ONU. Francia propone que los miembros fijos de éste se abstengan en todas aquellas votaciones en las que se aborden violaciones de derechos humanos.

Este debate fue de carácter técnico y sólo participaron embajadores, siendo abierto para todos los países miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.

a su vez, España patrocinó, con el apoyo de EEUU, por primera vez en la historia, una reunión formal para dar voz a las víctimas del terrorismo (Estado Islámico, Boko Haram, Al Qaeda), el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo (FVT); Pari Ibrahim, directora ejecutiva de la Fundación 'Free Yezidi'; Jana Gallardo, herida en los atentados que tuvieron lugar el 11 de marzo de 2004 en Madrid; Tomás Fraga, superviviente de un atentado que Al Qaeda perpetró en Egipto en el año 2005, así como un experto en la cuestión de la Universidad George Washington, con sede en Washington D.C.

Con esta reunión impulsada por España, Exteriores ha conseguido que por primera vez se escuchen en el seno de Naciones Unidas las voces de las víctimas del terrorismo, lo que supone un paso más en la importancia que se le otorga al relato alternativo que éstas pueden construir para derrotar a los terroristas.

El gabinete de Margallo concede una importancia capital a la lucha contra el terrorismo y ha canalizado esa inquietud impulsando diversas medidas, entre las que se encuentra la creación de una Corte Penal Internacional contra el yihadismo.

Esta idea, como subrayó el propio Margallo durante la celebración de la cumbre de la ONU contra el terrorismo celebrada en Madrid el pasado mes de julio, no es nueva, ya que data de 1937, aunque se paró como consecuencia del estadillo de la Segunda Guerra Mundial.

Durante la celebración de la reunión, Margallo aseguró que las víctimas del terrorismo son “héroes” cuya voz debe llegar a “todos los rincones del mundo”, ya que es la “más autorizada” para “deslegitimar el discurso terrorista”.

Por otro lado, también se produjo un debate abierto sobre la situación en Oriente Medio presidido por el ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, en el que hablará sobre la situación entre Israel y Palestina, Siria, Líbano e Iraq.

En él, el jefe de la diplomacia española abogó por celebrar una cumbre internacional, un 'Madrid II', con el objetivo de tratar de solucionar el conflicto entre israelíes y palestinos y alertó de que la falta de acuerdos en el seno de la comunidad internacional sobre Siria impide la puesta en marcha de soluciones coordinadas para acabar con el conflicto en ese país.

Por último, la presidencia española coincidió con la celebración, el pasado día 23 de octubre, del 70 aniversario de la Carta de las Naciones Unidas, considerado el documento fundacional del organismo.

Con dicho motivo, España promovió una declaración de la Asamblea General, que fue adoptada por los 193 miembros de las Naciones Unidas. En ella, se recuerda la plena vigencia de principios fundamentales de la Carta de San Francisco, como la integridad territorial, el respeto al derecho internacional, la dignidad de la persona, la igualdad de mujeres y hombres o el compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos para todos