Desde que estallara la escalada violenta el pasado 2 de octubre, la fuerte presencia militar en la ciudad, el aumento de las tensiones entre las familias palestinas que viven en la zona ‘H2’ (la parte antigua de la ciudad) y los colonos israelíes que residen en las cercanías están causando problemas de salud mental a la población, como problemas de los adultos para dormir y comer, y niños que mojan la cama, según informó este jueves MSF.

Todo ello ha obligado a Médicos Sin Fronteras a multiplicar por cinco la ayuda a pacientes en comparación con un periodo normal de actividades. Así, la organización ha proporcionado servicios psicosociales de salud mental a alrededor de 521 personas, con 40 sesiones comunitarias y 95 servicios psicológicos de primeros auxilios.

Además, los equipos de MSF han visitado las zonas afectadas por los ataques del ejército israelí y de los colonos, hospitales y familias de palestinos heridos o muertos por soldados de Israel.

“Nuestros pacientes están sufriendo miedo, ansiedad, problemas psicosomáticos, ira, frustración y desesperanza”, explicó Marcos Matías Moyano, psicólogo de MSF en Hebrón, quien añadió que “los niños a menudo sufren de enuresis, tienen miedo a salir de su casa y a ir a la escuela, carecen de energía para estudiar y no pueden concentrarse”.

Moyano añadió que “muchos adultos tienen problemas para dormir y para comer, lloran y tienen miedo y desesperación”. “Aunque se trata de un conflicto prolongado, el nivel de estrés agudo que hemos visto en nuestros pacientes en las últimas semanas es preocupante”, apostilló.

MSF recalcó que la actual escalada de protestas, ataques, asesinatos y tiroteos no puede analizarse aisladamente de las décadas de violencia que han afectado a Cisjordania, lo que tiene un impacto acumulativo en la salud mental de las personas.

Tres semanas después del último estallido de violencia, los enfrentamientos siguen teniendo un gran impacto en la vida, el bienestar y la movilidad de la población de Cisjordania, según MSF.

En este sentido, Médicos Sin Fronteras subrayó que las restricciones a los desplazamientos, las incursiones nocturnas, las demoliciones de casas, el acoso y los ataques de los colonos y la desintegración familiar por detenciones o asesinatos pueden producir lesiones físicas, pero también “un trauma psicológico generalizado”.