Estos serán los principales asuntos sobre los que Francisco requiere la propuesta de los 270 padres sinodales (107 de ellos obispos cardenales y religiosos europeos) que le asesorarán para gobernar la Iglesia en materia de familia, en el sínodo que arranca este domingo 4 de octubre en el Vaticano. La cita, que concluirá el 27 de octubre, también contará con 18 representantes de parejas, padres y madres.

Así lo confirmó este viernes la Santa Sede a la prensa, que recordó que la reunión abordaría algunas de las cuestiones que Francisco había enumerado en su regreso del reciente viaje a Estados Unidos. Además del trato de los católicos a los homosexuales y del “problema de los divorciados que están en una segunda unión” y otros asuntos que puedan plantear los sectores más críticos, Bergoglio tiene especial preocupación por los jóvenes que no se casan, ni siquiera por lo civil.

“No quieren casarse, es un problema pastoral para la Iglesia, otro problema la madurez afectiva para el matrimonio, otro problema la fe, ‘yo creo, que esto es por siempre, sí, sí, sí creo’, pero ¿creo?”, cuestionó el Papa en la rueda de prensa tras abandonar Estados Unidos.

SÍNODO, CONSULTIVO

Fuentes eclesiales aseguran que el sínodo es simplemente un órgano consultivo y que su trabajo no está enfocado a cambiar la doctrina, sino de ver qué retos pastorales existen y qué puede hacer la Iglesia. Por ello, los debates suscitados en torno a ciertos temas quizás no sean de interés de Bergoglio, que ha abierto el debate sobre otras cuestiones, como la preparación al matrimonio.

“Yo pienso tantas veces que para ser sacerdote hay una preparación de ocho años y, luego, como no es definitivo, la Iglesia puede quitarte el estado clerical. Para casarse para toda la vida se hacen cuatro cursos cuatro veces. Hay algo que no va, el sínodo debe pensar bien cómo hacer la preparación al matrimonio, es una de las cosas difíciles”, agregó, remitiendo al ‘Instrumentis Laboris’, el documento base con el que trabajarán estos días los padres sinodales y sentenciando que el “divorcio” católico no existe, pues “o no hubo matrimonio, esto es nulidad, no ha existido, y si ha existido es indisoluble”.

Relacionado con este asunto, a partir del 8 de diciembre, las diócesis de todo el mundo tendrán que estar preparadas para aplicar el mandato papal de agilizar los procesos de nulidad matrimonial, un problema que Francisco ya detectó en el sínodo extraordinario de 2014 y que ha querido atajar de manera más urgente. A partir del día de la Inmaculada el proceso de nulidad deberá ser más rápido (no requerirá doble sentencia favorable) y gratuita.