El teólogo Tamayo celebra que el Papa Francisco afirme que el divorcio no es motivo de excomunión

MADRID
SERVIMEDIA

El director de la Cátedra de Teología y Ciencias de la Religión de la Universidad Carlos III de Madrid, Juan José Tamayo, ha valorado, en declaraciones a Servimedia, el anuncio realizado esta semana por el Papa Francisco, quien afirmó que las personas divorciadas que han construido una nueva relación amorosa “no son excomulgadas y no deben ser tratadas como tales”.

Tamayo, teólogo a quien se considera fuertemente vinculado a los planteamientos de la teología de la liberación, aplaudió esta postura del Sumo Pontífice no por las declaraciones en sí, sino por el “giro en el seno de la Iglesia Católica” que esto supone.

De esta manera, remarcó que “el posicionamiento tradicional ha sido el de cerrar las puertas y negar atención a las personas que se habían divorciado”, correspondiendo, por tanto, estas palabras de Bergoglio a “un gran sentido de la sensatez”.

Para Tamayo, la Iglesia Católica ha errado anteriormente en su concepción sobre el divorcio, entendiéndolo como una forma de destrucción de la familia, cuando “muchas veces lo que se consigue con esto es salvar una familia y buscar vías para la reconstrucción de otra”.

Esta nueva postura del Vaticano, para quien ya ha denunciado en muchas ocasiones la rigidez y estrechez de miras de la jerarquía católica, rompe con la actitud “anclada en el pasado y desde unos planteamientos dogmáticos y moralistas cerrados” de la Iglesia.

Preguntado por si la Iglesia en España entenderá o hará suyas las palabras del Papa Francisco, Tamayo se mostró pesimista y declaró que, de hacerlo, sería a regañadientes, “no por convicción, sino por obediencia” a los planteamientos de Roma. “Parece que la reforma de Francisco no ha pasado los Pirineos”, afirmó, denunciando que la Iglesia española “durante los últimos años ha ido a contrapelo de la historia”.

Asimismo, este teólogo insistió en el hecho de que ir en contra de una ley que se encuentra aprobada en la mayoría de países -como es la del divorcio- supone una “deslegitimación de las leyes que han emanado de parlamentos elegidos democráticamente”. "Y esa sigue siendo, tristemente, la doctrina oficial y la actitud de la Iglesia católica", subrayó.

(SERVIMEDIA)
09 Ago 2015
GIC/caa