Según informó hoy la Policía Nacional, una micro-cámara y una boca lectora les bastaban para copiar el número PIN y la banda magnética de las tarjetas, para posteriormente volcar la información en soportes vírgenes o 'tarjetas blancas'. Esta banda de carácter internacional tenía su sede en Bulgaria, desde donde se distribuían los datos de las tarjetas.

La investigación comenzó hace aproximadamente dos años, cuando los agentes tuvieron constancia de la colocación de un dispositivo para la obtención de bandas magnéticas y números PIN en un cajero automático de una sucursal bancaria ubicada en Madrid, para lo que utilizaban la técnica del 'skimming': robo de información de las tarjetas de crédito.

Los arrestados fabricaban e instalaban los dispositivos en cajeros automáticos para así copiar y clonar las tarjetas de sus víctimas y una vez trasvasada la información encriptada a los miembros de la organización en otros territorios, procedían al reintegro del dinero obtenido en los cajeros de otros países, como EEUU o Filipinas.

Con este método podrían haber obtenido un beneficio de más de un millón de euros. Colocaron dispositivos para el copiado en unos 140 cajeros automáticos y son centenares el número de víctimas.

La Policía ha difundido algunos consejos para evitar el 'skimming', como firmar la tarjeta inmediatamente después de ser recibida, no dar el PIN a nadie, no apuntarlo, evitar datos fáciles de recordar -como las fechas de nacimiento-, conservar los justificantes de compra y resguardos de los cajeros, no perder de vista la tarjeta, tapar siempre la pantalla para evitar que pueda verse la clave o no aceptar la ayuda de personas que sean ajenas a la entidad bancaria.