En un desayuno informativo celebrado hoy en Madrid, el embajador turco subrayó que “a nivel geográfico, político y económico somos europeos”, lo que le sirvió para reprochar a las autoridades comunitarias el “doble rasero” que emplean con Turquía.

“En 2005 comenzamos junto con Croacia las negociaciones para integrarnos en la Unión Europea. Mientras que ellos concluyeron dichas negociaciones en 2011 y entraron en la UE en 2013, nosotros todavía estamos a la espera”, manifestó.

En ese sentido, Önhon, que agradeció que España apoye la integración de su país en las instituciones comunitarias, señaló los “recelos políticos” de algunos Estados miembros como los culpables de que Turquía no forme parte de la UE, ya que “desde un punto de vista técnico, cumplimos los requisitos para estar en la Unión Europea. No nos agrada nada esta situación. Ahora la democracia funciona en mi país. Las propias autoridades comunitarias dicen que mi país cumple. A pesar de esto, se sigue negociando. No sabemos qué es lo que quieren”.

Del mismo modo, el embajador, que destacó que si Turquía fuese un Estado miembro “sería el sexto país por importancia económica de la UE”, defendió que “jamás seremos una carga para la Unión Europea. Más bien seremos una ayuda que contribuirá a que sea más eficaz en el plano mundial”.

Önhon explicó que una de las causas que genera recelo en algunos Estados miembros para permitir la entrada de Turquía en la UE es la cuestión de Chipre.

Por ello, el embajador confirmó que “las negociaciones con los grecochipriotas comenzaron hace unos días buscando una salida que garantice la igualdad política para ambas partes. Esperamos que a lo largo de 2015 se alcance una solución satisfactoria para todos”, al tiempo que advirtió de que “los errores del pasado no se repetirán”, en referencia al plan de paz fallido pergeñado en el año 2004 por el entonces secretario general de la ONU, Kofi Annan.

DEMOCRACIA FUERTE

A su vez, el embajador reivindicó que un continente como Europa, “con su historia, su peso político y su volumen económico, no está en declive, pero debe reconocer que su población envejece y necesita sangre fresca. Es cierto que se habla mucho y se dice poco, pero creo que la entrada de Turquía en la UE aportaría esa sangre fresca que necesita”.

Por otra parte, Önhon definió a su país como una “democracia fuerte, basada en los derechos y en el bienestar de la gente”. Esto le sirvió para explicar que hasta 2002 (año en el que el actual presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, venció en las elecciones parlamentarias del país otomano) la situación “política no era fácil” debido a que las coaliciones de gobierno paralizaban la actividad de Turquía.

Sin embargo, desde 2002, con un gobierno monocolor, “la estabilidad política y económica ha sido la nota predominante en los últimos 13 años”.

A pesar de que en las elecciones legislativas que tendrán lugar el próximo domingo concurrirán 31 partidos, el embajador mostró su convicción de que la “estabilidad continuará”.

El embajador reconoció que la “cuestión de los kurdos” ha sido “turbulenta, con la pérdida de vidas”, al tiempo que celebró que “muchos de los problemas se han resuelto. Ya no muere gente. Esperemos que después de los comicios el proceso para acabar con el conflicto continúe”.

Por último, Önhon remarcó la “fortaleza económica” de Turquía al haber desarrollado las “reformas necesarias” en el sistema financiero y en el plano de las infraestructuras, lo que le permitió subrayar el “entorno amigable de inversiones, la mano de obra cualificada y los bajos costes laborales” como una ventaja para apostar por su país. “Necesitamos nuevos clientes y socios comerciales”, concluyó.