Garzón protagonizó un acto electoral en Córdoba, dentro de un periplo andaluz con el que Izquierda Unida enfila la recta final de campaña, en un “momento muy complejo” en el que considera esencial “hacer prevalecer los valores de la izquierda, desde las convicciones, desde la ética”.

Acusó a los dos grandes partidos de hacer “trampas electorales” para proteger sus propios intereses, y a ellas achacó las dificultades de muchos emigrantes para votar, una “desigualdad” en el acceso al voto que merma un derecho democrático fundamental.

Los acusó también de haber propiciado con sus políticas un aumento de la desigualdad que se ha acentuado en los años de crisis económica, al haber sido aprovechada por una minoría para enriquecerse aún más a costa de la mayoría. Los datos conocidos esta semana en ese sentido, dijo, no son consecuencia “del azar”, sino de unas políticas contra las que lucha Izquierda Unida.

Garzón reconoció que el momento es complejo también para su formación, “el suelo se mueve bajo nuestros pies” y a veces parece incluso “que lo sólido se desvanece en el aire y parece que las certezas han desaparecido”. En ese escenario, alertó, “no cabe la parálisis, no caben los repliegues, huir hacia escondites”. “No cabe la cobardía, solo cabe la audacia”, proclamó.

El dirigente de IU dejó claro con ello que no comparte la estrategia de quienes están pidiendo públicamente el apoyo necesario para superar los listones legales y conseguir representación en instituciones donde la situación es especialmente compleja para Izquierda Unida, como la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de la capital.

Esa estrategia ha sido seguida en los últimos días por el coordinador federal de la coalición, Cayo Lara, en mítines de apoyo a la candidata al Ayuntamiento, Raquel López, a la que Garzón no ha respaldado públicamente porque no fue reconocida por la Presidencia Federal y porque entiende que también hay compañeros de Izquierda Unida en la candidatura de Ahora Madrid que encabeza Manuela Carmena.

Garzón llamó a las personas que se sienten de izquierdas a combatir las políticas que generan “discriminación permanente” entre ciudadanos en función de su riqueza. Esa lucha ciudadana, subrayó, ha conseguido grandes logros, como “jubilar” a Alberto Ruiz-Gallardón, a quien se refirió como “el ministro Torquemada”.

Lo que está en juego, reiteró, es cambiar el modelo social y aparcar el “de la corrupción”, echando de los gobiernos a una formación, el PP, que no es un partido al uso sino “una trama de corrupción que se presenta a las elecciones” y que es “el máximo exponente de las puertas giratorias”, con candidatos como Esperanza Aguirre que están en política “para saquear lo público” y que no representan a los ciudadanos sino a “las hienas financieras”.

Hay que restaurar un “orden social de la dignidad” en el que los poderes públicos no cometan injusticias, proclamó, y hacerlo sobre los valores que defendieron quienes decían, como Julio Anguita, que el Tratado de Maastricht solo traería a España desempleo y desindustrialización, y por ello fueron “caricaturizados” pese a haberse demostrado, dijo, que estaban en lo cierto.