Más de 40 países participan en el ensayo, bautizado como 'PacWave15', en el que habrá seis escenarios para que se produzca un temblor de tierra frente a las costas del sur y el norte de Japón, Tonga, Filipinas, Chile, Perú, Colombia y Ecuador.

Cada país participante podrá escoger uno de los seis escenarios del simulacro, cuyo objetivo es evaluar el buen funcionamiento de los sistemas de comunicación encargados de retransmitir los mensajes de alerta que se enviarán enviados desde el Centro de Alerta contra Tsunamis en el Pacífico de Hawai (Estados Unidos) y el Centro de Alerta contra Tsunamis en el Pacífico Noroeste, con sede en Japón, a los oficiales de enlace de cada país.

El ensayo permitirá también probar nuevas herramientas de previsión de tsunamis creadas el año pasado por el Centro de Alerta contra Tsunamis en el Pacífico y capaces de pronosticar de manera detallada la amplitud máxima, la orientación y la fuerza de las olas. Con ellas, cada país podrá determinar mejor la amenaza y definir sus propios niveles de alerta.

El sistema de alerta antitsunamis del Pacífico fue creado en 1965 por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la Unesco en respuesta al devastador maremoto que golpeó las costas de Chile y Japón en 1960.

El objetivo del dispositivo es facilitar la emisión rápida de mensajes de alerta a escala regional y favorecer los dispositivos de respuesta en los países potencialmente afectados. En 2006, 2008 y 2011 se llevaron a cabo ensayos similares a los de la próxima semana.

Casi el 75% de los tsunamis que ocasionan muertes se producen en el océano Pacífico y sus mares adyacentes y se calcula que cada dos años se produce uno de ellos de carácter local en ese océano y uno de gran amplitud a escala de todo el Pacífico varias veces por siglo.

Durante los últimos seis años se han producido cuatro tsunamis destructores en la región: Samoa y Tonga en 2009, Chile en 2010, Japón en 2011 e islas Salomón en 2013. El peor de ellos se produjo el 26 de diciembre de 2004, que asoló el sudeste asiático y causó la muerte de cerca de 226.000 personas.