Así, en un comunicado, la compañía niega la versión de los representantes sindicales, que habían denunciado que el objetivo de los operarios que entraron en la planta era el de proceder a su desmantelamiento.

En este sentido, Coca-Cola Iberian Partners apunta que, “para evitar incidentes”, la compañía había informado a la Delegación del Gobierno sobre esta acción, lo que explica la presencia de la policía en la fábrica.

La empresa explica que, “lamentablemente”, un grupo reducido de trabajadores “ha asaltado la fábrica”, lo que ha “obligado a la policía a intervenir para llevar a cabo su desalojo y poder así realizar los trabajos previstos con normalidad”.

Coca-Cola Iberian Partners afirma en el comunicado que “lamenta este episodio” y reitera “su compromiso de recolocar a todos los trabajadores de Fuenlabrada en el resto de plantas”.

Para la compañía, el cierre de cuatro de los once centros productivos es “una medida imprescindible”, y destaca que “el nuevo mapa industrial es ya una firme realidad adaptada a las necesidades del negocio y de los clientes”.

Asimismo, informa de que de los 351 trabajadores que en un principio rechazaron las propuestas de la compañía, 71 han aceptado hasta el momento un puesto en alguno de los centros que la empresa mantiene operativos. En concreto, 41 empleados se han reincorporado en la misma planta y 30 han aceptado un nuevo destino.

En cuanto a las 278 personas restantes, la compañía subraya que mantiene su oferta de trabajo y asegura que “sigue abierta a la negociación para llegar a la mejor solución para todos”.