Los obispos presentaron hoy la campaña ‘Una iglesia sin fronteras, madre de todos’, con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2015, que celebrará la Iglesia católica el próximo 18 de enero.

El presidente de la Comisión Episcopal de Emigraciones y prelado de Albacete, Ciriaco Benavente, dijo que los obispos españoles “reconocen el derecho de los Estados a regular sus flujos migratorios”, pero les “duele mucho” que tengan como consecuencia situaciones de violencia o maltrato al inmigrante o las “tan controvertidas devoluciones sumarias” que el Gobierno ha decidido reconocer por ley.

Los obispos piden que “al menos se escuche a estas personas (antes de la devolución a su país de procedencia) y se averigüe si son víctimas de trata, merecedoras del reconocimiento del derecho de asilo o necesitan asistencia sanitaria”.

El secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, afirmó que cada vez llegan a España más inmigrantes refugiados que huyen de sus países por motivos políticos o bélicos, y las autoridades deben tenerlo en cuenta.

“La realidad de la inmigración se está transformando en la realidad del refugiado”, apuntó el director de la Comisión de Migraciones de la CEE, José Luis Pinilla, quien añadió que los españoles “somos hijos de inmigrantes y esto, a veces, la sociedad española lo está olvidando”.

Durante la presentación de la campaña lanzada en redes sociales y medios de comunicación, los obispos hicieron un llamamiento al Ejecutivo para que aumente el cupo de refugiados reconocidos, porque les “llama la atención”que sea tan bajo en comparación con otros países de nuestro entorno.

Además, manifiestan su “preocupación” por la “caída importante en los medios para la cooperación internacional”.