Denominado 'Tortuga a Bordo', este proyecto busca proteger a las tortugas que resultan heridas al ser pescadas por accidente. Está coordinado por la Estación Biológica de Doñana, del CSIC, y por la plataforma de servicios ambientales marinos Submon.

Para ello, han puesto en marcha un protocolo de actuación en el que además de los pescadores, participan los centros de recuperación Alborania y Equinac de la Consejería de Medio Ambiente y Agua de la Junta de Andalucía, así como las autoridades portuarias andaluzas y estatales.

De esta forma, cuando el pescador se da cuenta de que ha atrapado a una tortuga, debe avisar al teléfono de emergencias 112 para comunicar la situación.

Ya en puerto, depositará al animal herido en uno de los tanques instalados al efecto en las diferentes lonjas.

La tortuga permanecerá allí hasta la llegada urgente del personal técnico de la Consejería, que la trasladará a un centro de recuperación para su tratamiento.

Hasta el momento se han sumado a este proyecto más de 20 cofradías y asociaciones de pescadores de Andalucía y Murcia, en cuyas costas es frecuente la presencia de tortugas marinas.

Estos animales, que resultan fundamentales en el equilibrio ecológico de los ecosistemas marinos, está en peligro de extinción. De ahí la importancia de recuperar los ejemplares heridos durante las prácticas pesqueras.

CONSEJOS

Ya se ha comenzado a distribuir entre los pescadores un manual de recomendaciones técnicas para mejorar la recuperación de tortugas heridas o enfermas, que contempla el mantenimiento y traslado de la tortuga a bordo, un protocolo de reanimación si está en coma y los pasos a seguir en la lonja.

Además, sugiere que toda tortuga que aparezca en las redes se lleve a puerto, porque aunque parezca que está sana, quizás sufra una embolia gaseosa por haber permanecido demasiado tiempo sumergida.

Este documento también incluye sugerencias para evitar las capturas accidentales, como revisar los artes de pesca con frecuencia, no abandonar los aparejos dañados en el mar o no utilizar cefalópodos (calamares o potas) en el palangre, pues son los favoritos de las tortugas.