España defiende en minoría en Bruselas la necesidad de avanzar en el etiquetado en braille de los alimentos

MADRID
SERVIMEDIA

La Subdirección General de Coordinación, Calidad y Cooperación en Consumo (Aecosan) del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad explicó este martes que España propuso durante la elaboración del Reglamento de Información al Consumidor que se avanzara en el etiquetado en braille de los alimentos para que las personas ciegas pudieran acceder a la información, aunque “no conseguimos el apoyo de la mayoría de los Estados”.

Así lo manifestaron fuentes de este organismo a Servimedia tras un encuentro con periodistas donde se presentaron las líneas generales de este eeglamento, relativo al etiquetado de los alimentos envasados, que entró en vigor el pasado sábado.

Pese a que no se ha podido avanzar en el etiquetado en braille, durante las reuniones que tuvieron lugar en Bruselas para acordar las líneas maestras del reglamento sí se consiguió introducir en el considerandum 17 de la normativa una referencia relativa a que “los operadores deben ofrecer la información que necesiten las personas con discapacidad visual”, según estas mismas fuentes, que precisaron que en ningún momento se hace referencia al braille, sino que “puede entenderse como cuando cualquier otra persona solicita en una tienda algún tipo de información a quien le está atendiendo”.

SEGURIDAD Y SALUD

Al margen del etiquetado en braille, según explicó en rueda de prensa la jefa del Área de Coordinación de Aecosan, María Ángeles Ortega, el reglamento mantiene muchos de los puntos que ya recogía la legislación española y consolida directivas también aprobadas a nivel comunitario.

De esta manera, por ejemplo, los productos empaquetados deberán ofrecer información “visible y destacada” de los componentes de un alimento que puedan tener un importante riesgo de producir alergia o intolerancia a los consumidores.

Además, para fomentar la legibilidad de la información, Montserrat Prieto, responsable de la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), aseguró que la industria hace y hará “un gran esfuerzo”, porque “no siempre es fácil ampliar el tamaño de la letra, pero lo tenemos que hacer porque es una demanda de los consumidores”. En este sentido, la normativa obliga a que la letra del etiquetado tenga un tamaño mínimo de 1,2 milímetros, salvo si el envase es muy pequeño, en cuyo caso puede reducirse a 0,9 milímetros.

En cuanto a la procedencia de los alimentos, el reglamento obliga a que se indique no sólo donde se ha producido, sino también de dónde se ha obtenido la materia prima. Así, por ejemplo, la carne envasada deberá clarificar no sólo donde se ha elaborado el alimento, sino también dónde se ha criado a los animales.

Por último, en cuanto a la información que deben ofrecer a los consumidores los productos no envasados, María Ángeles Ortega explicó que próximamente el Gobierno regulará este punto en un real decreto aprobado en Consejo de Ministros, puesto que el reglamento que entró en vigor el pasado sábado deja libertad a los Estados miembro para que regulen este punto de forma independiente.

(SERVIMEDIA)
16 Dic 2014
DMM/caa