Violencia género. "Nunca me pegó, pero necesité cinco años de tratamiento psicológico por maltrato"
- Lo dice Ana, una mujer con discapacidad intelectual víctima de violencia de género durante ocho años
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A Ana su ex marido nunca le puso la mano encima pero, tras su divorcio, pasó cinco años en tratamiento psicológico por maltrato, porque hizo que perdiera toda su autoestima y que sintiera que no era nadie al decirle uno y otro día frases como "no sirves para nada", algo que ella llegó a creerse y que hoy, tiempo después de su separación, lamenta no haber contado durante su matrimonio.
Ana, que en realidad no se llama así, es una de las miles de mujeres maltratadas por sus parejas o exparejas cada año en España, donde muchas como ella viven a diario en silencio su malestar y donde, como no mueren, no salen en los medios.
Pero Ana, además, tiene discapacidad intelectual, un detalle que su ya exmarido aprovechaba para maltratarla llamándola "minusválida" cada poco y que, según reconocen instituciones como la ONU, implica mayor riesgo de sufrir violencia por parte de la pareja.
Un informe elaborado por el Parlamento Europeo indica que casi el 80% de las mujeres con discapacidad es víctima de la violencia y tiene un riesgo cuatro veces mayor que el resto de mujeres de padecer violencia sexual.
En la misma línea, Ana Peláez, comisionada para los asuntos de Género del Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi), recuerda a Servimedia que las mujeres con problemas de salud o con discapacidad tienen más posibilidades de sufrir violencia machista que las que no viven con este tipo de situaciones.
Y lo constatan los resultados de una encuesta realizada por la Agencia de la Unión Europea de los Derechos Fundamentales, que muestran que las mujeres que tienen problemas de salud o una discapacidad indican una mayor prevalencia de diferentes formas de violencia que las que no tienen problemas de salud o una discapacidad.
Las mayores diferencias se encuentran en términos de la violencia de pareja física o sexual: el 34% de las mujeres con un problema de salud o discapacidad han experimentado este tipo de violencia, en comparación con el 19% del resto de las mujeres.
Y las diferencias entre estas dos categorías superan 10 puntos porcentuales también en términos de violencia psicológica y amenazas de violencia por su pareja, la violencia en la infancia y la violencia que no procede de su pareja.
NO SABÍA QUE ERA VIOLENCIA
En cuanto a Ana, una mujer de 37 años luchadora y trabajadora, reconoce a esta agencia que sufrió "violencia psicológica" por parte de su expareja todo el tiempo que duró su relación, unos ocho años, pero que "no lo notaba" o no sabía que eso era violencia, hasta que no se separó, cuando él la dejó por otra mujer, "gracias a Dios".
Su caso no era, como sí ocurre en otras muchas situaciones, el de una mujer dependiente económicamente de su marido, según cuenta ella, porque pese a no trabajar fuera de casa para cuidar de sus hijos, sí tenía dinero propio ahorrado y aportado por su familia.
Sin embargo, Ana sí vivía con otra dependencia, la de sentir que tenía pareja y que formaba una familia. "El verme sola" y el haber deseado siempre estar casada es lo que me hacía quizá seguir a su lado", reflexiona.
Y es que dice que su sueño, desde la infancia, era casarse con un bombero, y lo consiguió. Pero claro, añade, el bombero tenía "muchas cosas malas" que no veía y que, vuelve a lamentarse, nadie le hizo ver. "Me quería separar. pero tenía como miedo. Me voy, pero no me voy, porque le quiero", se debatía esta mujer en Tenerife, donde vivió su matrimonio.
Ana reconoce que nunca habló con nadie del "maltrato psicológico" que sufrió durante cerca de ocho años, que fue el tiempo que convivió con su pareja, y ahora lo lamenta.
"Mi madre veía cosas de él que no le gustaban, pero no me decía nada. Si ella me hubiera dicho algo, yo habría hablado con ella y me habría abierto los ojos", dice.
Tras el divorcio, Ana pasó "cinco o seis años en tratamiento psicológico por maltrato", algo que, asegura, le sirvió para "abrir los ojos" y para volver a ser como era antes de su vida en pareja. "Me ayudó a recuperar mi forma de ser, que la perdí totalmente", señala.
"QUE NO AGUANTEN NADA"
Esa forma de ser es la de una mujer trabajadora y activa a la que se le hace "un mundo" llevar tres meses en el paro y a la que le gusta charlar con amigas. Por eso se reúne de vez en cuando con mujeres de la Asociación Pro Personas con Discapacidad Intelectual (Afanias) para hablar de sus hijos, de sus cosas, de su vida.
Y también para cuidar de que ninguna de ellas pase por situaciones similares a las que ha pasado Ana y otras tantas que ahora conoce.
A esas mujeres Ana les aconseja encarecidamente "que no aguanten nada" y que, "a la mínima, lo hablen con alguien de confianza". "Que no tengan miedo, que lo primero son ellas y después sus hijos y el último él", afirma convencida.
Pero Ana sabe que por mucho que las mujeres hablen, si no reciben ayuda, siguen solas. Por eso pide a las autoridades competentes que las protejan más. Y todo esto, para que esas mujeres, especialmente las más indefensas como las que tienen discapacidad, no engrosen las cifras de las maltratadas en España, sobre todo de las que mueren a manos de sus parejas o exparejas.
Solo el año pasado, el 9,23% de las 54 mujeres que fallecieron a manos de sus parejas o exparejas en España tenían discapacidad, tal y como refleja el Boletín Estadístico Anual de 2013 de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
(SERVIMEDIA)
24 Nov 2014
IGA/gja