Los delincuentes, que cuentan con numerosos antecedentes policiales por los mismos hechos y que ya han pasado a disposición judicial, pertenecen a un grupo perfectamente organizado y estructurado que vigilaba muy bien los hoteles para así conocer sus medidas de seguridad. Seguían muy de cerca los movimientos de los empleados y, a cada golpe, le dedicaban tiempo y preparación.

La investigación comenzó el pasado mes de octubre, cuando un aumento de las denuncias por robo en hoteles del distrito Centro de Madrid puso en alerta a la policía. Según las denuncias, los delincuentes entraban a robar en aquellas habitaciones que estaban vacías, bien mediante palanqueta o con la llave metálica sustraída previamente a su titular.

Una vez en el interior de la habitación, se apoderaban de todo lo que podían: dinero, tarjetas, joyas, ordenadores portátiles, reproductores de música y cualquier objeto de electrónica. En alguna ocasión incluso se llevaban la caja de seguridad con todo su contenido.

Los investigadores localizaron el escondite de la banda, un domicilio ubicado en el madrileño barrio de Santa Eugenia, y a mediados de la semana pasada lograron arrestarlos. En el registro de la vivienda fueron intervenidos multitud de efectos, muchos de ellos procedentes de robos denunciados y otros que aún no se ha determinado su procedencia.

Entre los efectos intervenidos se encuentran cámaras fotográficas y de vídeo, teléfonos móviles, ipod, consolas de video-juegos, bolsos de piel, gafas de sol, carteras de piel, relojes de conocidas marcas, tres ordenadores portátiles, 600 euros en efectivo y hasta décimos de la Lotería Nacional.

El cabecilla cuenta con más de una decena de antecedentes por robos similares y otros por delito contra la seguridad del tráfico y por infracción de la Ley de Extranjería. Además tenía pendiente cinco requisitorias por robo con fuerza en Madrid, Toledo, Cuenca y Valencia.