Así lo manifestó en rueda de prensa el presidente del Consejo de Enfermería, Máximo González Jurado, que presentó un estudio realizado por esta organización con el objetivo de esclarecer todas las circunstancias que concurrieron en el contagio de ébola de la auxiliar Teresa Romero, como consecuencia de la asistencia prestada de forma voluntaria al segundo misionero repatriado a España con este virus desde Liberia, Manuel García Viejo.

La investigación advierte de que el traje de protección “no es realmente un equipo de protección integral (EPI), puesto que deja parte de la cara al descubierto, que los profesionales cubren con una cinta”. Asimismo, los enfermeros denuncian que los gorros no son impermeables, los guantes tienen un manguito menos largo de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que las calzas son convencionales y no impermeables.

Además, la mascarilla y las gafas no son antitranspirantes, de manera que no tienen sistema antivaho, lo que incrementa la sensación de calor para los profesionales sanitarios, multiplicando las posibilidades de que se produzca algún error.

En cuanto a la falta de formación, máximo González Jurado dijo que muchos profesionales de la enfermería reconocen sentirse sin la “necesaria cualificación” para desarrollar su trabajo, y alertó de que algunos enfermeros se han puesto directamente a atender a personas con ébola en el Hospital Carlos III de Madrid “al volver de vacaciones, y sin recibir la formación mínima”.

Por otra parte, los enfermeros han denunciado también en el estudio que no se ha realizado un seguimiento permanente de los trabajadores sanitarios por parte de ningún miembro del ámbito de la salud laboral, al tiempo que avisan de que no siempre hay otra persona que está revisando la forma en que se ponen y se quitan los trajes los trabajadores. “En todo caso se hace gracias a la ayuda que se prestan entre compañeros”, añadió González Jurado.

Eso sí, el presidente del Consejo de Enfermería reconoció que desde que el Gobierno creó el Comité Especial para el seguimiento de la crisis del ébola en España, a cuyo frente se ha situado la vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría, “las cosas están mejorando y se están haciendo grandes esfuerzos”, si bien instó a que todavía se avance mucho más.

En este sentido, la investigación critica que el Gobierno no haya contado con los enfermeros para crear el Comité de Seguimiento, “cuando son los enfermeros y auxiliares quienes más veces se ponen en contacto con los pacientes y manipulan sus residuos”, agregó.

DIMISIONES

Preguntado por si debe haber dimisiones por la gestión de la crisis del ébola, González Jurado dijo que en todo caso las competencias en materia de sanidad están transferidas a las comunidades autónomas, por lo que sería en ellas donde hay que asumir el grueso de las mismas. Agregó que una parte de los costes políticos que se tengan que asumir depende de la ética de cada persona.

El presidente del Consejo sí exigió la dimisión del consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, por sus declaraciones en las que “criminalizó a una sanitaria que se ofreció voluntaria para atender a pacientes con ébola”, en referencia a la auxiliar Teresa Romero.

“En un país serio esta persona ya no sería consejero de Sanidad”, añadió González Jurado, quien resaltó que se ha vulnerado el derecho al honor y a la intimidad, y advirtió de que también se han violado los derechos que recoge la Carta de los Derechos del Paciente.