En una comparecencia en el Palacio de la Generalitat, Mas anunció que sigue "adelante con la consulta", aunque no sea con el consenso entre los partidos políticos proconsulta que había hasta ahora.

Porque, explicó, otros partidos le proponían modos de enfrentarse a la sentencia del Tribunal Constitucional que él no estaba dispuesto a aceptar, porque serían "chocar contra las rocas" o "enfrentarse directamente a una ola" y "renunciar de facto a la consulta".

Mas pondrá urnas y papeletas el 9 de noviembre y los catalanes que acudan podrán contestar a las preguntas pactadas para la consulta sobre si Cataluña debe ser un Estado y si ha de serlo independiente.

El presidente catalán aceptó que no se hará de acuerdo con el decreto que él firmó bajo la Ley de Consultas, pues uno y otra fueron suspendidos cautelarmente por el Tribunal Constitucional, y no firmará un nuevo decreto que sería igualmente recurrido por el Gobierno.

En este sentido, dejó entrever que trató en vano de convencer a los partidos proconsulta de que no era necesario convocarla firmando un decreto. Y que éstos le contestaron que no podían aprobar la alternativa pero que la apoyarían.

Él, por su parte, rechazó tácitamente la declaración unilateral de independencia porque "un país serio que pretenda que se le entienda bien a nivel internacional, que es la única forma de que sea representativo, sólo puede hacerlo después de un referéndum, no antes".

PARTICIPACIÓN CIUDADANA

Celebrará la consulta, dijo, bajo el amparo de su competencia para convocar procesos de participación ciudadana. Para ello, movilizará a 20.000 voluntarios y habilitará locales de titularidad autonómica y, en algún caso, con el apoyo de los ayuntamientos favorables al derecho a decidir. Votarán todos los catalanes que acudan con el DNI sin necesidad de hacer un censo que podría ser impugnado por los ciudadanos que no quieran figurar en él.

Preguntado si cree que el Gobierno no impedirá también este tipo de consulta, Mas se acogió a la palabra "simulacro" que pronunció una de los periodistas, porque así no habrá motivos para que el Ejecutivo central se oponga. En una pregunta anterior, aseguró que, en todo lo que dependa del catalán, se celebrará.

"Ya veremos qué hacen y cómo lo hacen, veremos qué magnitud de cosas han de hacer para evitarlo", desafió. "No sé si el Gobierno español encontrará maneras de acabar con esto, no sé que vías pueda acabar utilizando".

ELECCIONES PLEBISCITARIAS

El presidente de la Generalitat reconoció que esta consulta no será la definitiva, pero puntualizó que tampoco lo habría sido si la hubiera convocado de acuerdo con el decreto impugnado por el Gobierno central.

En este sentido, indicó que, antes y ahora, el referéndum definitivo que podrán entender todos en el mundo, y el que verdaderamente "teme Madrid", sólo serían las elecciones plebiscitarias a las que todos los partidos soberanistas se presenten con una lista y un programa únicos.

Él, aseguró, estaría dispuesto a adelantar las próximas autonómicas y convocarlas si fuera con este fin. Admitió que ahora no se da este consenso plebiscitario, pero que eso no quiere decir que no lo haya en un futuro, y emplazó a los partidos a tomar la iniciativa.

"Espero que los partidos hablen entre sí y me propongan por qué habría que adelantar las elecciones y me lo razonen. Valoraré si lo que me proponen tiene entidad suficiente para considerarla la consulta definitiva. Si no es para eso, ¿para qué voy a convocarlas?", preguntó, insinuando después en relación a ERC: "Salvo que algunos aspiren a llegar a la Generalitat para tener que recortarlo todo, algo que no percibo que sea así".