Entrevista. Oier Lakuntza. “Si haces lo que te gusta, superas todos los obstáculos"

MADRID
SERVIMEDIA

Oier Lakuntza tiene una discapacidad del 80 por ciento debido al síndrome de Wolfram, una enfermedad rara que provoca deterioro visual y auditivo. Eso no ha impedido a este joven pamplonés de 28 años licenciarse en Química entre los mejores de su promoción y convertirse en un brillante investigador.

Para Oier Lakuntza la química es una vocación temprana, “el modo en el que los átomos componen la materia y forman las moléculas; las reacciones químicas que dan lugar a nuevas sustancias…”, son cosas que le han fascinado desde la infancia. Eso, unido a sus antecedentes familiares, “en mi familia hay algún químico, lo que también ha podido influir”, dice, han sido las causas de que decidiera estudiar Química en la universidad, a pesar de que para una persona invidente como él “las carreras de ciencias son más complicadas.” Por eso sus profesores le “recomendaron que hiciera alguna de letras”.

Este joven pamplonés empezó a tener “problemas de vista y oído aproximadamente con seis años”, debido a una enfermedad neurodegenerativa rara, el síndrome de Wolfram. Eso le obligó a “ir adaptando su forma de estudiar a dichas limitaciones”. Primero, “utilizaba lupas, luego, un minitelescopio para ver la pizarra”, recuerda. En la universidad, incorporó “el lector de pantallas de ordenador Jaws y el braille-speak, —un dispositivo con teclado en braille que utilizan las personas ciegas para la toma y lectura de notas—. En los exámenes pedía a los profesores que “me dieran el cuestionario con el tamaño de letra ampliado y que me dejaran más tiempo para responder”, explica Oier. Posteriormente, pudo usar el ordenador para hacerlos.

La especialidad de Oier es la ‘Química teórica y computacional o Química cuántica’, que define como “otra manera” de ver esta materia, ya que en lugar “de estudiar sistemas químicos experimentalmente en el laboratorio, lo hace teóricamente, atendiendo a los principios mecanocuánticos que rigen el comportamiento de sus componentes: los electrones, núcleos de los átomos, etc. Durante la carrera, las prácticas en el laboratorio siempre solían ser por parejas o en grupo, y él se ocupaba de “seguir los procedimientos, razonar y hacer los cálculos necesarios “, después, en el doctorado de ‘Química teórica y computacional’, todo el trabajo se realizaba por ordenador, lo que en su caso le facilitó mucho las cosas.

UN ESFUERZO MAYOR

“Estudiar es más complicado para una persona con discapacidad”, reconoce este joven investigador. “Yo, por ejemplo, tuve que dedicar más tiempo que los demás pasando los apuntes que me dejaban mis compañeros de clase a ordenador. La clave para el éxito en su caso fue que “estaba haciendo algo que me gustaba, y eso es indispensable a la hora de superar obstáculos.”

Un esfuerzo adicional que ha permitido a Oier conseguir algo que pocos logran: publicar en prestigiosas revistas internacionales y con figuras de la talla de Helmut Schwartz, catedrático de la Universidad Técnica de Berlín y presidente de la Fundación Humboldt. En concreto, este joven científico ha participado en un estudio sobre el mecanismo de reacción de la activación del metano utilizando un catalizador, “un proceso que permite obtener productos más útiles como son los alcoholes o el hidrógeno molecular, que es muy costoso energéticamente, por eso se utilizan catalizadores para facilitarlo”, explica.

A Oier también le atrae el mundo de la divulgación, ya que, en su opinión, “es necesario explicar lo que se está haciendo actualmente en el ámbito científico, para que la sociedad sienta interés y apoye los programas de investigación y su financiación. Por ello, ha decidido sacar el título de experto universitario en ‘Periodismo y Comunicación científica’, y no descarta dedicarse en el futuro a esta actividad, o compaginarla con la investigación.

BECADO POR FUNDACIÓN ONCE Y REPSOL

Mientras estudiaba el doctorado, Oier Lakuntza hizo una estancia trimestral en el Institut Català de Investigació Química (ICIQ), “una experiencia muy enriquecedora”, por eso quiso repetirla después con un postdoctorado. Gracias al convenio firmado entre ese centro de investigación, Fundación ONCE y Fundación Repsol, actualmente tiene un contrato de dos años de duración para trabajar con el grupo que dirige el profesor Feliu Maseras. Se trata de “un proyecto de investigación de base, cuyo objetivo no es conseguir una aplicación directa, sino desarrollar un nuevo instrumento que pueda ser utilizado por otros investigadores”, explica el joven pamplonés

(SERVIMEDIA)
07 Sep 2014
LVR/nbc