Dicha declaración hace un llamamiento a Estados Unidos y otras potencias mundiales para que adopten políticas nacionales efectivas contra el cambio climático que promuevan la inversión en tecnologías con bajas emisiones de CO2, energías limpias y renovables y medidas para la mejora de le eficiencia energética, lo que también contribuirá a la creación de empleo y tendrá ventajas competitivas.

El documento ha sido aprobado por 4 grupos de inversión que representan a 190 inversores, y reclama a los gobiernos que adopten objetivos a corto y largo plazo para la reducción de las emisiones de CO2 y medidas para la promoción de la eficiencia energética, las energías renovables y los vehículos y combustibles limpios.

También reivindica la creación de nuevos mecanismos para financiar la implantación de una economía con bajas emisiones en países desarrollados y en vías de desarrollo, y normativa para que las empresas hagan públicos los riesgos que plantea su actividad para el cambio climático, así como las estrategias que desarrollan para combatirlos.

Aparte de la adopción de políticas nacionales, la declaración insta la aprobación este año de un tratado internacional vinculante que incluya medidas a largo plazo para la reducción de emisiones de CO2, la conservación de los bosques y la promoción de tecnologías para la prevención del cambio climático.

Más del 85% de las inversiones que se precisarán durante los próximos 20 años para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procederán de inversores privados, según recientes estudios, y la Cumbre contra el cambio climático de Copenhague, celebrada el pasado mes de diciembre, subrayó la importancia de la cooperación entre el sector público y el privado para hacer frente a este problema.