Esta ONG subrayó que los enclaves forestales en zonas agrícolas son áreas rodeadas de cultivo de pequeña extensión y de un gran valor paisajístico y ecológico, que, en muchos casos, sirven como lugares de refugio y reproducción de fauna silvestre y zonas de transición y dispersión de especies vegetales.

Explicó que suelen ocupar superficies inferiores a una hectárea, son de difícil acceso y están ubicados en lugares de grandes pendientes. “Las dificultades para llegar hasta esos enclaves con maquinaria los han conservado en su estado natural frente a las zonas agrícolas que les rodean. De este modo, se han convertido en pequeños oasis entre cultivos de cereales u olivares y corredores ecológicos para especies ‘diana’”, añadió.

Sin embargo, Ecologistas en Acción recalcó que todos los años se pierden parte de estos elementos aislados de vegetación natural por “incendios provocados por descuidos humanos”, puesto que la fricción provocada por los aperos del tractor y los materiales duros de las terrazas fluviales donde se asienta una parte significativa de los terrenos cultivados en España, e incluso los trabajos de acondicionamiento de cortafuegos alrededor de los cultivos, han desencadenado incendios en los enclaves forestales, aunque también se registran fuegos intencionados para aumentar la superficie disponible de pasto con vistas al año siguiente.

“La poca importancia que se da a los incendios en las áreas agrícolas provoca que no se destinen efectivos de los operativos contra-incendios a esas áreas. En muchos casos deben intervenir los bomberos locales con medios escasos o los propios vecinos o agricultores”, apuntó.

Ecologistas en Acción reclamó más medios y atención para unos enclaves que, en muchos casos, “son verdaderos retazos de bosque mediterráneo, zona de transición y dispersión de muchas especies vegetales y lugares vitales de refugio y reproducción de especies animales que a duras penas sobreviven en las áreas cultivadas”.

Mencionó el caso de los "bosques isla" de la campiña andaluza, que sirven de dispersión de los jóvenes de especies ‘diana’ como el buitre negro, el águila imperial o la cigüeña negra, que cría en los parques naturales de Sierra Morena (sierras de Hornachuelos, Cardeña y Montoro, y Andujar).

Por último, señaló que la flora de estos lugares está compuesta en algunas zonas por especies del bosque original, como estratos arbóreos de quercíneas, junto con lentiscos, jaras y aulagas, así como majuelos y piruétanos. La fauna la componen principalmente mustélidos, lirones caretos, erizos, reptiles y aves como el chotacabras y el buitre negro.