Ésta es la principal conclusión del estudio ‘Los sistemas tecnológicos avanzados para la prevención de accidentes de tráfico’, elaborado por la Fundación Línea Directa y presentado este miércoles en una rueda de prensa en Madrid por el director general de esta entidad, Francisco Valencia.

El estudio, realizado en colaboración con Centro Zaragoza (instituto de investigación sobre reparación de vehículos), analiza los 83.115 accidentes con víctimas (heridos leves, heridos graves y fallecidos) registrados en 2012 en las carreteras y ciudades españolas, y se centra en los cuatro sistemas de conducción preventiva más eficaces en la reducción de la siniestralidad ya disponibles en el mercado.

Estos sistemas, que no pueden ser implantados en coches usados y sólo deben ser incorporados de serie o de manera opcional cuando un conductor compra un automóvil nuevo, son conocidos por sus siglas en inglés: AEB (frenado de emergencia autónomo), LKA (ayuda al mantenimiento de carril), DDD (detección de fatiga) y BSM (monitorización de ángulos muertos). El estudio incluye la oferta disponible en el mercado de 22 marcas de coches, que representan al 77% de los turismos matriculados en el último año.

La investigación parte de la base de que el factor humano está detrás del 95% de los accidentes de tráfico (un 40% de ellos, por distracción del conductor), esta tecnología ya no es patrimonio exclusivo de vehículos de alta gama, existe un gran desconocimiento sobre estos sistemas entre los conductores y el parque automovilístico español está cada vez más envejecido (más del 50% de los coches tiene más de 10 años).

Pues bien, según esta investigación, estos sistemas tecnológicos evitarían más del 22% de los accidentes mortales al año (unos 420 fallecidos, según cifras de 2012) y un 27% de los siniestros anuales con víctimas (alrededor de 23.000).

CARACTERÍSTICAS DE ESTOS SISTEMAS

El AEB, que está disponible en un 16% de los coches vendidos en 2013 y realiza una frenada de emergencia cuando detecta una colisión inminente, es el sistema más eficaz de los analizados, ya que podría reducir los accidentes con víctimas en un 19% (casi 15.900) y evitar el fallecimiento de más de 200 personas al año.

El LKA, disponible en un 40% de los coches vendidos el año pasado, reconoce las líneas del carril por el que circula el coche y, en el caso de que la trayectoria se desvíe y se pise alguna línea sin accionar el intermitente, avisa al conductor con una vibración en el volante y con un mensaje en el cuadro de mando, para, en su caso, corregir la dirección con un pequeño giro automático en el volante. Esta tecnología podría reducir los muertos en un 6% (110 fallecidos menos) y el número de accidentes de víctimas en un 3% (2.300 menos).

El DDD, que analiza el nivel de atención del conductor y le avisa si detecta cansancio mediante señales acústicas y visuales y está disponible en un 23% de los automóviles, reduciría los muertos en un 5% (90 personas) y los accidentes con víctimas en un 3% (2.240).

Y el BSM (presente en un 29% de los coches), que informa de la presencia de vehículos en las zonas que quedan fuera del alcance visual de los espejos retrovisores y es muy útil en los adelantamientos, evitaría un 3% de los accidentes con víctimas (casi 2.500) y salvaría 16 vidas en carretera.

¿CUÁNTO CUESTAN?

Sin embargo, el 96% de los conductores no los conoce por sus siglas, apenas un 2% de los coches los tenían implantados en 2012 y la seguridad es el tercer factor a tener en cuenta a la hora de comprar un automóvil, por detrás del precio y del consumo de combustible.

El precio medio de estos sistemas tecnológicos varía. Así, el AEB tiene un coste aproximado de 2.300 euros (entre 990 y 3.263 euros), el LKA vale 1.300 euros (entre 300 y 4.558), el DDD unos 1.100 euros (entre 45 y 3.300) y el BSM, unos 1.000 euros (entre 200 y 4.558).

Francisco Valencia señaló que “los españoles están empezando a comprar más coches y es el momento de concienciarles de que el automóvil que vaya a adquirir, y que tendrá durante bastantes años, incorpore lo último en tecnología de seguridad preventiva”.