Valls, hijo de emigrantes españoles, aseguró que nunca pensó que volvería a España, a Cataluña, como primer ministro de Francia, país cuya nacionalidad eligió al cumplir los 21 años, y subrayó que se siente, sobre todo, “plenamente europeo”.

Después de la intervención de Elena Valenciano, Valls expresó la más firme condena de su gobierno al sexismo y al machismo, y su apoyo a los derechos fundamentales de las mujeres, empezando por la decisión sobre su maternidad. Esa, dijo, es una de las diferencias entre la izquierda y la derecha, entre los progresistas y los conservadores.

Frente a las críticas, defendió las reformas emprendidas por su gobierno porque son “indispensables”, y subrayó que se ha preservado la justicia social, entre otras cosas con la creación de 60.000 plazas adicionales para profesores en cinco años, un “esfuerzo único en Europa para luchar contra la desigualdad”.

“Si queréis ver lo que hace un gobierno de izquierdas, ved lo que hacemos en Francia, y si queréis ver lo que hace la derecha, mirad a la Comisión Europea o a otros países, sin hablar de sus gobiernos”, comentó.

Criticó que la Unión Europea se ha mostrado “lejana, burocrática”, y la mayor amenaza al proyecto europeo es ahora la pérdida de confianza de los pueblos, mucho más que la pérdida de confianza de los mercados.