Esta es una de las demandas que hacen los prelados en una declaración que han firmado ante las elecciones al Parlamento Europeo, que tendrán lugar en los distintos países miembros entre el 22 y el 25 de mayo.

En ella, los obispos católicos subrayan que es “de vital importancia” que el tratamiento de los inmigrantes “en cada punto de entrada de la UE sea humano, que sus derechos humanos sean respetados escrupulosamente, y que, posteriormente, se haga todo lo posible, también por parte de las Iglesias, para asegurar su integración con éxito en la sociedad de acogida”.

“La situación es dramática, y para muchos, incluso trágica”, alertan en referencia a la pobreza que afecta a muchos ciudadanos como consecuencia de la crisis. Por ello piden a los ciudadanos que se movilicen en los comicios para “que el proyecto europeo no se ponga en riesgo ni se abandone por las dificultades de la presente situación”.

Es más, la Comece insta a “los hombres y mujeres de buena voluntad” a votar según una “conciencia informada” ante el “momento decisivo” que atraviesa el continente tras la crisis. “A mayor participación, mayor fortaleza del nuevo Parlamento”, recuerdan.

“Es esencial que todos nosotros —políticos, candidatos y todas las demás partes implicadas— contribuyamos constructivamente a modelar el futuro de Europa. Todos tenemos demasiado que perder si el proyecto europeo descarrila”, añaden.

Los responsables de las diócesis europeas tampoco dejan pasar la oportunidad para defender la vida humana y la institución de la familia. Para ello destacan que las socioeconómicas se han de sustentar en el respeto a la dignidad humana: “La vida humana debe ser protegida desde el momento de la concepción hasta el de la muerte natural. La familia, como célula básica de la sociedad, debe gozar también de la protección que necesita”.

Asimismo, los prelados dirigen la atención de sus conciudadanos sobre otras áreas de las políticas de la UE, entre ellas: no sacrificar el principio de subsidiariedad ni poner en “en peligro las tradiciones históricas que existen en muchos de los estados miembros”; construir “un mundo diferente “presidido por la solidaridad”; custodiar “la creación” respetando los objetivos de emisión de CO2 para frenar el cambio climático; “proteger la consideración del domingo como el día común de descanso semanal” y la libertad religiosa en su ejercicio público; atender a los mayores ante el progresivo envejecimiento de la sociedad y, al mismo tiempo, generar oportunidades para los jóvenes.

Este documento responde, según los obispos de la Comece, a que sienten que es su “deber” “ofrecer orientación al votante europeo en la formación de su conciencia”, desde la perspectiva de la Doctrina Social Católica. En especial se dirigen a los “millones de ciudadanos jóvenes votarán por primera vez”, preocupándose en concreto por los desempleados. “Instamos a nuestros jóvenes a hacer oír su voz participando en el debate político y, sobre todo, votando”, les dicen.

También advierten a los políticos que resulten elegidos, para que sean “conscientes de los daños colaterales de la crisis económica y bancaria que comenzó en 2008”. “El Papa Francisco ha llamado públicamente la atención sobre la difícil situación de los pobres y vulnerables, de los jóvenes y personas discapacitadas, sin olvidar a aquellos que han sido empujados a la pobreza por la reciente crisis. El número de ‘nuevos pobres’ está creciendo a un ritmo alarmante”, sentencian, contradiciendo las críticas que el pasado viernes hizo el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, al informe de Cáritas sobre la pobreza en España.