Los Príncipes de Asturias entraron al Palacio del Congreso por el Patio de Florida Blanca, donde les esperaban la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada.

La vicepresidenta del Ejecutivo hizo su llegada unos cinco minutos antes que los Príncipes y estuvo departiendo con Posada hasta su llegada.

Una vez dentro, los Príncipes de Asturias saludaron a los miembros de la Mesa del Congreso de los Diputados, así como a las diputadas Elena Valenciano (PSOE) y Rosa Díez (UPyD).

A continuación, los herederos de la Corona saludaron en primer lugar al hijo mayor de Suárez, quien recibió un cariñoso abrazo de don Felipe, y acto seguido al resto de hijos y nietos de quien fue uno de los principales artífices de la Transición.

CARIÑOSOS

Don Felipe y doña Letizia repartieron afectuosos apretones de manos y abrazos cariñosos a todos y cada uno de los miembros de la familia Suárez allí presentes.

Los Príncipes de Asturias entraron juntos a la capilla ardiente de Suárez y se pararon frente al féretro. Don Felipe se santiguó dos veces ante el ataúd, no así Doña Letizia, una al llegar y otra al marcharse.

Tras presentar sus respetos ante el féretro, ambos se dirigieron a la zona de autoridades, donde se encontraban la vicepresidenta del Gobierno, el presidente del Congreso y los miembros de la Mesa de la Cámara Baja.

Allí, en la zona de autoridades, frente a la familia Suárez, permanecieron varios minutos, tras lo cual abandonaron el Salón de Pasos Perdidos.

VISIBLEMENTE EMOCIONADO

Al salir de la capilla ardiente, los Príncipes de Asturias fueron acompañados por la familia de Suárez, con quienes estuvieron otro pequeño rato en el Salón del Escritorio.

A su salida, el Príncipe Felipe, visiblemente emocionado y con los ojos llorosos, expresó su pesar por la muerte de Suárez. “Hay que agradecerle todo”, dijo.

Mientras, fuera, había comenzado a llover, lo que no disuadió a los miles de ciudadanos que hacían cola para dar su último adiós a Suárez.

El Congreso ha colocado un libro de firmas para que, quienes así lo deseen, expresen por escrito sus condolencias a la familia. En un primer momento ha estado colocado en el vestíbulo de Isabel II y después se ha trasladado en la puerta de salida a la calle Fernanflor.