Esta es la idea que defendió el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, la semana pasada en una entrevista en Servimedia. Gil Tamayo, dijo que "lo que es menos malo (en relación con la nueva norma sobre el aborto) es más aceptable. El aborto es un asesinato, pero entre una ley de plazos y otra que va a supuestos, dentro de lo malo, es menos malo. Pero el aborto no puede ser contemplado nunca como un derecho de la mujer, es un asesinato".

Asimismo, recordó que la postura de la Iglesia en relación con este tema "no es religioso sino que se trata de un derecho humano, el derecho a la vida, desde su concepción hasta su muerte. Es una cuestión de humanidad".

INCOMPATIBLE CON LA MORAL

El 5 de julio de 2010, con motivo de la entrada en vigor de la Ley del Aborto impulsada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, la Conferencia Episcopal manifestó que esa norma es “objetivamente incompatible con la recta conciencia moral”, en especial con la católica, porque “empeora la legislación vigente”.

Entre los motivos que alegaban los obispos se encontraban que la eliminación de la vida de los que van a nacer se consideraba como “un derecho de la gestante durante las primeras catorce semanas del embarazo, dejando prácticamente sin protección alguna esas vidas humanas, justo en el tiempo en el que se producen la gran mayoría de los abortos”.

Asimismo, la ley de 2010, según el Episcopado, establecía un concepto de salud “ambiguo” y que imponía el sistema educativo obligatorio la ideología abortista y “de género”.

Por último, el secretario general de la CEE se refirió a la posibilidad de que la Iglesia convoque manifestaciones en contra de esta nueva ley que seguirá permitiendo abortar en España (aunque en vez de plazos la mujer tendrá que acogerse a unos supuestos más restrictivos), y señaló: "Siempre defenderemos la vida. El aborto es un drama, una tragedia. También para la mujer, que es una víctima más".