En su informe “La educación interrumpida”, Unicef señaló que esta caída del número de niños sirios escolarizados es la más grave y rápida en la historia de la región.

Según Unicef, se trata del primer estudio que cuantifica la magnitud de la caída de la escolarización en un país donde la tasa de asistencia escolar primaria se situaba en un 97% antes de que comenzara el conflicto.

Esta agencia de la ONU indicó que más de 1.000 días de “sangriento combate” han provocado que millones de niños pierdan su educación, sus escuelas y sus maestros, y subrayó que, en el mejor de los casos, los menores accederán a una formación educativa de manera esporádica o, en el peor, abandonarán el colegio y se verán obligados a trabajar para mantener a sus familias.

El informe detalla que no se imparten clases en una de cada cinco escuelas sirias porrque han sido dañadas, destruidas o utilizadas como refugio por los desplazados internos. Las áreas más afectadas son A-Raqqa, Idlib, Aleppo, Deir Ezzour, Hama, Dera’a y las zonas rurales de Damasco, donde la tasa de asistencia escolar se han desplomado hasta un 6%.

Unicef apunta que el recrudecimiento de la violencia, el gran desplazamiento de la población, el asesinato y fuga de profesores y la destrucción y mala utilización de las escuelas han hecho que sea más difícil el aprendizaje de los niños en Siria. Además, muchos padres aseguran que no tienen más opción que mantener a sus hijos en casa sin arriesgarse a enviarlos a la escuela.

Para revertir esta situación, Unicef propone proteger las infraestructuras educativas sirias para que no se utilicen con fines militares; duplicar la inversión nacional en los sistemas educativos de los países de acogida de refugiados sirios para ampliar y mejorar los espacios de aprendizaje, contratar más maestros y reducir los costes de escolarización; impulsar enfoques innovadores para superar las necesidades de educación de los niños refugiados sirios a través de certificados transferibles para estudiantes refugiados, y promocionar modelos como el aprendizaje en el hogar, centros educativos no formales y ‘espacios amigos de la infancia’ que proporcionan apoyo psicosocial a los menores.