El padre Ángel denunció la “vergüenza” de las cuchillas colocadas en la valla fronteriza con Marruecos y dijo que “hay que retirar las cuchillas, porque los que se hieren son los inmigrantes, ya que las mafias no suben a las alambradas”.

El padre Ángel vio con sus propios ojos la valla de Melilla y las concertinas (nombre técnico con el que el Gobierno denomina a las cuchillas) y se quejó de que “todo el mundo intenta cambiar el nombre. Dicen que son elementos disuasorios o mecanismos antiintrusivos, pero eso es como llamar a las prostitutas 'mujeres de la vida'”, y añadió que “también los tanques son disuasorios”.

Tras ver la valla, el padre Ángel visitó el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde su director, Carlos Montero, le enseñó cómo viven los magrebíes y subsaharianos que logran saltar la valla. El fundador de Mensajeros de la Paz manifestó en especial su preocupación por los 163 niños que viven actualmente en el centro y expresó su deseo de que las cuchillas se retiren cuanto antes. “Las cuchillas no pueden llegar a Navidad”, dijo.

Además, transmitió a todas las autoridades políticas con las que se reunió en la ciudad de Melilla el mensaje en el que el papa Francisco insta a los países a recibir y respetar a los inmigrantes refugiados.

También aprovechó para decir a los políticos que “la excusa de que las cuchillas las pusieron otros no vale, porque si las pusieron otros, las pusieron mal”.

Asimismo, el obispo emérito de Málaga, Ramón Buxarrais, que visitó junto al padre Ángel el centro de acogida ‘Gota de Leche’, se sumó a la protesta contra la valla de Melilla, diciendo que “las fronteras son las cicatrices de la historia; no deberían existir”.