Y para hacer esto efectivo el PSOE propone promover la formación actualizada del profesorado y los logopedas, garantizar la presencia de intérpretes y asesores sordos (actualmente denominados Especialistas en LSE), así como el desarrollo de materiales y recursos didácticos de aprendizaje y enseñanza de las lenguas de signos españolas en las distintas etapas educativas.

Del mismo modo, la iniciativa aboga por intensificar la detección temprana de las necesidades educativas, asegurar la dotación de los apoyos precisos (sean personales, tecnológicos o didácticos) y su continuidad a lo largo de todas las etapas educativas, más allá de las obligatorias en otras fundamentales como la Educación Infantil, la Formación Profesional, el Bachillerato o la formación de adultos.

Finalmente, el Grupo Socialista pide que se mantenga "la prestación de ayudas y becas que permitan a las familias hacer frente al sobrecoste que implica la presencia de la discapacidad".

Y es que, argumenta la proposición no de ley en su exposición de motivos, "en estos momentos de preocupación e incertidumbre sobre el modelo educativo" el movimiento asociativo de las personas sordas considera "fundamental" garantizar una formación sin barreras, "donde cada niño sordo, cada joven, cada persona sorda, desarrolle todas su potencialidades".

Tanto para la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) como para la Confederación Española de Familias de Personas Sordas (Fiapas), "es fundamental" una educación respetuosa con las personas sordas. Y una educación es "respetuosa" con los ciudadanos sordos si les permite acceder a todos los conocimientos, saberes y experiencias y si no les etiqueta ni encasilla.

Porque, explica el texto, el alumnado con sordera precisa de ciertos recursos de apoyo específicos, tanto de carácter personal (logopedas) y tecnológico (prótesis auditivas, audífonos e implantes auditivos) como técnico (sistemas de frecuencia modulada, bucle magnético y subtitulación).

Ahora bien, sostiene el Partido Socialista, todo esto no es "nada que no pueda prestarse en el entorno ordinario de cualquier escuela o colegio de nuestro país, compartiendo aula, actividades y juegos con sus iguales oyentes". Por tanto, asegura, "que el alumno sordo requiera de unos apoyos específicos no significa que precise de un entorno educativo singular ni diferente al del resto de niños, niñas y jóvenes de su edad".

Por otro lado, la iniciativa señala que es necesario que en la educación la lengua de signos forme parte del currículo y del día a día del alumnado sordo y de toda la comunidad educativa, independientemente del lugar de residencia de familias y personas sordas.