Caso Faisán. El investigador del ‘Faisán’: “al día siguiente ya tenía claro que la filtración era policial”

- El comisario Germán también concluyó que el móvil del ‘chivatazo’ era “político”

MADRID
SERVIMEDIA

El comisario de la Policía Nacional Carlos Germán, jefe del equipo que investigó el chivatazo a ETA del bar ‘Faisán’ de Irún (Guipúzcoa), explicó hoy en la Audiencia Nacional que en la mañana del 5 de mayo de 2006, al día siguiente de que tuviese lugar la delación, tuvo “claro que la filtración era policial”. “Los autores tenían que ser policías”, dijo en el juicio que se está celebrando por el ‘caso Faisán’.

Germán, que también era el jefe de la investigación contra el aparato de extorsión de ETA, dijo que, al analizar el 5 de mayo la transcripción de las escuchas al dueño del bar ‘Faisán’, Joseba Elosua, se percató de que el delator le había dado “detalles muy recientes” que solo podían conocer aquellos que estaban involucrados en la operación. El testigo señaló que el antiguo jefe superior de Policía del País Vasco Enrique Pamies, quien se sienta en el banquillo de los acusados junto al inspector José María Ballesteros como presunto autor del ‘chivatazo’, “conocía esos detalles”.

“Analizamos el contenido de la información que proporciona el interlocutor a Elosua, le da información genérica, conoce la gente que ha participado en la investigación, que los teléfonos están pinchados, que el coche estaba balizado, habla de apodos”, explicó el testigo.

Germán, en concreto, se refirió al análisis de la conversación que mantuvieron Elosua y su yerno, Carmelo Luquín, cuando se desplazaron a Francia para alertar a ETA de la operación policial que se iba a llevar a cabo contra su aparato de extorsión, unas palabras que fueron captadas por la baliza instalada en el coche del dueño del ‘Faisán’.

El comisario de la Policía Nacional también dedujo de esta conversación que el chivatazo tuvo un “móvil político” ya que Elosua le comentó a su yerno que su interlocutor había hecho referencia al “proceso de negociación”.

El testigo añadió que el mismo 5 de mayo trasladó todas estas conclusiones tanto al que era comisario general de Información, Telésforo Rubio, y al que por entonces era jefe de la Unidad Central de Inteligencia, José Cabanillas. Explicó que Rubio y Cabanillas le impidieron acudir al juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska, que sustituía al instructor de la causa, su entonces compañero Baltasar Garzón, para comunicarle estos datos.

La Fiscalía pide cinco años de cárcel para Pamies y Ballesteros al acusarles de un delito de colaboración con organización terrorista. El Ministerio Público sostiene que el inspector Ballesteros fue la persona que entregó a las 11.23 horas del 4 de mayo de 2006 un móvil a Elosua. A través de ese teléfono, Pamies habría alertado a Elosua de la operación que se iba a llevar a cabo contra el aparato de extorsión de ETA.

DINERO DE LA EXTORSIÓN

Germán explicó que la investigación sobre el bar ‘Faisán’ se inició “a finales de los 80 o primeros de los 90”. El comisario señaló que para el mes de abril de 2006 ya habían concluido la investigación sobre el aparato de extorsión de ETA y conocían los integrantes y el modo de funcionamiento de la red así como las personas extorsionadas. “Teníamos multitud de datos y evidencias, esperábamos la oportunidad de que se produjera un delito flagrante para pillarlos con las manos en la masa en una operación de pago”, explicó.

Esta oportunidad se produjo el 2 de mayo de 2006, cuando, gracias a las intervenciones telefónicas, la Policía supo que al día siguiente iba a haber una reunión en una sidrería Oiartzun (Guipúzcoa) entre Elosua, el dirigente del PNV Gorka Agirre (supuesto mediador de los extorsionados) y el presunto etarra Ramón Sagarzazu. “Estábamos hablando de que Agirre, con mucha relevancia política, venía con dinero del impuesto para dárselo a Elosua”, señaló antes de explicar que el dirigente del PNV iba a entregar “nueve botellas de vino”, lo que significaba nueve millones de pesetas.

Los pinchazos telefónicos también sirvieron para saber que el miembro del aparato de extorsión de ETA José Antonio Cau Aldanur iba a pasar a España entre el 4 y el 5 de mayo para recoger de manos de Elosua el dinero entregado por Agirre.

Fue entonces cuando se puso en marcha el operativo coordinado por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska y la jueza antiterrorista francesa Laurence Levert con el objetivo de detener a Aldanur cuando cruzase la frontera con España y para lanzar un operativo conjunto con Francia contra el aparato de extorsión etarra.

LLAMADAS DE PAMIES

Germán hizo un pormenorizado relato de todos los dirigentes policiales, tanto españoles como franceses, a los que informó del operativo. Entre ellos se encontraba el jefe de la Brigada de Información de San Sebastián, quien a su vez informó de la operación a Pamies.

El investigador dijo que, además de esta vía, se detectó posteriormente una “cadena informal” con la que Pamies recibía información. Una de las funcionarias de la Brigada de Información de San Sebastián, persona de confianza de Pamies, le informaba puntualmente. Germán destacó en este sentido que en la tarde-noche del 3 de mayo, el día anterior a la operación, Pamies habló una sola vez con el jefe de la Brigada de Información de San Sebastián mientras que mantuvo “16 conversaciones telefónicas” con la citada funcionaria.

El testigo también dijo que Pamies habló esa noche hasta diez veces con el entonces director general de la Policía Víctor García Hidalgo, quien estuvo imputado en el ‘caso Faisán’ pero que finalmente no fue procesado.

FILTRACIÓN DE LA OPERACIÓN

Germán explicó que no fue hasta pasadas las 12.30 horas del 4 de mayo cuando se dio cuenta de que algo raro había pasado. Los policías destacados en el operativo contra el aparato de extorsión observaron como Elosua abandonaba su bar para tratar de realizar una llamada desde una cabina que había en el exterior, algo que no hacía nunca ya que siempre telefoneaba desde su establecimiento.

Elosua, según la investigación, trató de llamar desde la cabina a Cau Aldanur para advertirle de que podía ser detenido si cruzaba a España. Posteriormente, Elosua se desplazó junto a su yerno a Francia, donde finalmente consiguió reunirse con Aldanur para alertarle de la operación.

Germán explicó que tanto él como el juez Fernando Grande-Marlaska trataron sin éxito de convencer a las autoridades judiciales y policiales francesas para que detuvieran a Elosua y Aldanur.

El comisario de la Policía Nacional subrayó que la delación tiró por tierra la operación contra el aparato de extorsión, que se llevó finalmente a cabo el 20 de julio de 2006. En el garaje de Elosua, donde la policía creía que guardaba “cartas de extorsión, sellos, dinero y listas de extorsionados” no se encontró “absolutamente nada”. “No encontramos ni rastro del dinero, en toda mi carrera es la primera vez que registramos 20 domicilios y no encontramos absolutamente nada, es ilógico pensar que no encontrásemos ni una simple pegatina de propaganda”, señaló.

COARTADA INVEROSIMIL

Germán tildó de “inverosímil” la versión de los hechos ofrecida por Pamies y Ballesteros. Pamies aseguró ante el tribunal que no tuvo nada que ver con el ‘chivatazo’ si no que su intención era reunirse con un confidente de ETA en el País Vasco francés. Ballesteros se habría desplazado, según está versión de los hechos, a la zona del bar ‘Faisán’ no para participar en la delación si no para comprobar la zona de la frontera con Francia y determinar si era seguro que Pamies cruzara al país galo.

El testigo dijo que hubiese sido ilógico que el que era jefe superior de la Policía en el País Vasco tuviese que enviar a una persona a comprobar si había presencia policial en la frontera cuando el, por su cargo, ya lo sabía.

(SERVIMEDIA)
16 Sep 2013
DCD