Durante la comparecencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, para informar en la Cámara Baja del Consejo Europeo del pasado mes de marzo, Azpiazu denunció los "palos de ciego" del Ejecutivo español, e insistió en que "no podemos olvidarnos de los escándalos públicos y casos de corrupción que tanto mal hacen a la propia economía".

El PNV tiene la sensación de que "con los escándalos se pretende ocultar la dura realidad de la situación económica y social, la del paro, la del empobrecimiento, la de los desahucios, la de las preferentes, la de los jóvenes... ".

A su entender casos como el de "Bárcenas, la Gürtel, los ERE de Andalucía, el caso Nóos con Urdangarin y la infanta Cristina, y otros de similar enjundia como las indemnizaciones cobradas por responsables de entidades financieras, incluso quebradas" describen España como un país "de charanga y pandereta".

"Mientras las entidades financieras, partidos políticos, gobiernos e incluso la Casa Real estén bajo sospecha, la Marca España cotizará en negativo" y si se quiere recuperar el prestigio "hay que cerrar con justicia y cuanto antes" todos estos episodios.

La visión que ofreció Azpiazu de la realidad fue catastrófica, tanto para con la "cumbre de la mala conciencia" en la que no ha habido ni una sola medida para el crecimiento económico, como para la actuación del Gobierno español, que no ofrece confianza ni dentro ni fuera de nuestras fronteras.

Como el resto de los portavoces, Azpiazu hizo una referencia al rescate de Chipre que "puso en cuestión no sólo la protección de los contribuyentes, sino de los pequeños depositantes de las entidades, en incluso la estabilidad económica y política de la Unión", poniendo en evidencia la "fragilidad de las instituciones comunitarias".