Así lo advierte en un cuestionario publicado en el último número de la revista “Temas” dentro de un debate sobre cómo combatir la corrupción. Cree que la sociedad española está “empobrecida” por los efectos de la crisis económica y de las medidas del Gobierno, y se está extendiendo una desconfianza que resulta “explosiva” combinada con la corrupción.

“El efecto de la corrupción es terriblemente desmoralizador en el doble sentido de la palabra: porque destruye la moral pública como valor colectivo y porque desmoraliza profundamente a los ciudadanos”.

Aunque España está situada, según los estudios, en un nivel “medio” de corrupción, Valenciano subraya que hay “mayor notoriedad y sensibilidad pública” que en otros países. Es un avance que salgan a la luz casos que antes quedaban ocultos, pero al mismo tiempo aumenta el malestar social.

Además, si el mayor problema de la economía española es la confianza interna y externa, “la imagen de un país abrumado por continuos casos

de corrupción es veneno para la confianza”.

Valenciano cree que España ha avanzado mucho en investigación y represión de ese tipo de delitos, pero queda “un argo camino” en la prevención, y dado que en España la corrupción está relacionada sobre todo con la adjudicación de contratos públicos y el urbanismo, considera necesario acabar con la opacidad y la discrecionalidad en las decisiones.

Aboga por la transparencia y por procedimientos tasados, pero reconoce que eso reuiere “cambios de fondo en la cultura de nuestras administraciones públicas y en la relación de las empresas con la Administración”.

La solución pasa, en su opinión, por sinceridad, “decir lo que de verdad se piensa, aunque no sea lo que creemos que la gente quiere oír”; por demostrar que la democracia sigue siendo el sistema más eficaz para resolver problemas; y por empatía con los ciudadanos.

Frente a ello, insiste en que el caso de Luis Bárcenas es especialmente grave porque “el PP parece haber mantenido durante más de veinte años un sistema de financiación altamente sospechoso” y porque el presidente, Mariano Rajoy, “está sometido a chantaje y aparentemente cogido por el cuello” por su ex tesorero.

“No podemos tener un presidente cuya voluntad política esté secuestrada por un golfo. Así que esto solo tiene dos posibles salidas: o el presidente del Gobierno es capaz de librarse ya mismo del chantaje y recupera

la libertad o no puede seguir al frente del Gobierno”.