Además, la compra centralizada de este producto supondrá, a juicio de Fede, un deterioro en la adherencia al tratamiento, fruto del uso regular que cada paciente hace de su medidor específico, y perjudicará, por tanto, a la eficiencia del autoanálisis y del control en sí de la enfermedad.

Igualmente, la iniciativa planteará un escenario de cambio de glucómetro cada dos años, lo que dificultará el aprendizaje del nuevo aparato a las personas mayores que viven con diabetes, augura la federación.

Del mismo modo, la compra centralizada de las tiras reactivas no tendrá en cuenta la inversión de tiempo necesario de los equipos de salud para reentrenar periódicamente a los pacientes en el uso de un nuevo dispositivo.

Para el presidente de Fede, Ángel Cabrera, la medida es "absolutamente inapropiada", ya que, vaticina, producirá "un perjuicio profundo, a más colectivos y no sólo a nivel humano, sino también económico".

Y es que, añade Cabrera, las tiras reactivas son un producto sanitario básico para que más de 3.500.000 personas con diabetes en España puedan contar con un óptimo control de su enfermedad y evitar problemas de salud derivados de una mala gestión de ella.