Según los datos de este organismo de la ONU, unos 3.000 extranjeros huyeron de sus chozas localizadas en una comunidad agrícola tras ser agredidos por motivos xenófobos.

Las miles de personas expulsadas están asistidas por personal de Cruz Roja (que les proporcionan dos comidas diarias), de las autoridades locales (se encargan del agua y los servicios sanitarios) y de Acnur.

Este colectivo de zimbabuenses se encuentra alojado en el campo deportivo de la localidad de De Doorns, a unos 140 kilómetros de Ciudad del Cabo, donde duermen en tres carpas comunales suministradas.

Los desplazados esperan el resultado de las negociaciones con los agricultores locales que atacaron sus viviendas y que acusaron a los refugiados de quitarles el trabajo en los viñedos al aceptar salarios más bajos.