Afganistán. La lucha contra los talibanes también se libra en la mente de los afganos

QALA-I-NAW (AFGANISTÁN)
SERVIMEDIA

Tienen la barba larga, no llevan casco para protegerse de la balas y recorren las aldeas de Afganistán departiendo relajadamente con sus habitantes. Son los militares españoles encargados de las Operaciones Psicológicas (Psyops), cuya misión es ganarse “los corazones y las mentes” de los afganos.

Así lo ha explicado el comandante Fernando Martel, jefe de la unidad 'Psyops' en la provincia de Badghis, una de las regiones más pobres del país. “Intentamos poner a la población civil del lado de las misión ISAF y del Gobierno de Afganistán”, señaló.

Los miembros de su unidad han recorrido este jueves las bulliciosas calles de Qala-i-Naw, capital de la provincia, repartiendo entre comerciantes y transeúntes un pequeño folleto, del que han entregado cerca de 300 copias y en el que se les deseaba a los afganos una feliz Fiesta del Cordero, una celebración musulmana que ha comenzado hoy. Un enviado de Servimedia recorrió con ellos el corazón comercial de la población.

Todos los que recibían el pasquín lo leían con atención. El dependiente de una farmacia con un póster del Barça en la cristalera aprovechó la visita de uno de los miembros del 'Psyops' para asegurar que “gracias a las seguridad que han aportado” los militares españoles, este año pueden celebrar la Fiesta del Cordero “con tranquilidad”.

Las calles más comerciales de Qala-i-Naw, en las que se pueden visitar tiendas de ropa y de comestibles, herrerías, carnicerías e incluso establecimientos con cintas de música iraní y alguna que otra película subida de tono, estaban esta mañana atestadas de gente haciendo las últimas compras para la celebración de la festividad musulmana. Entre los compradores se podían ver varios corderos con las horas contadas.

EL RUMOR COMO ARMA

La unidad 'Psyops', compuesta en Afganistán por ocho hombres, no se limita a repartir folletos y a colocar carteles. Dos vehículos 'lince' equipados con megafonía recorren pueblos y aldeas con sus mensajes y tienen programas semanales en dos radios locales, el medio de comunicación que más se consume en el país asiático. Su mejor arma es “el rumor”, que en Afganistán, según explica el comandante Martel, “es la principal fuente de información”.

Martel explicó que en Afganistán a veces han tenido que aprender a base de “meter la pata”. Señaló en este sentido que en una ocasión se repartieron unos panfletos en los que aparecía el escudo del Gobierno afgano, en el que aparecen unos versos del Corán. Algunos de los pasquines acabaron en el suelo y los versos islámicos fueron pisados, lo que causó “un buen lío”.

Mientras conversan con los habitantes, los miembros de operaciones psicológicas van protegidos por “elementos de seguridad” entrenados para adoptar una “actitud relajada” y llevar el fusil de asalto siempre bajado.

DISPAROS EN LUDINA

Martel dijo saber distinguir ya, fijándose en ciertos detalles, qué personas van a ser receptivas y cuáles van a ser más hostiles. De hecho, en el bastión talibán de Ludina Pain, a muy poca distancia de una base avanzada española, comenzaron a dispararles y tuvieron que refugiarse en los vehículos blindados que les acompañan en sus misiones.

A pesar de esta situación, su unidad sigue acudiendo a lugares relativamente “hostiles” en los que ya ni siquiera operan las tropas de la coalición, como es el valle Darreh-i-Bum. Su trabajo allí es precisamente explicar a los habitantes que los militares extranjeros han abandonado esa posición porque el ANA (Ejército afgano) “está preparado para defenderlos”.

Martel explicó que los proyectos 'Psyops' se controlan “desde el más alto nivel” y en tiempos de guerra las iniciativas se coordinan “desde la Presidencia del Gobierno”. Sus miembros, un total de 90 en todo el Ejército, pertenecen al Regimiento de Inteligencia.

CONFIANZA EN EL EJÉRCITO AFGANO

El jefe del equipo 'Psyops' indicó que ya han empezado a desarrollar proyectos conjuntos con el Ejército afgano (ANA). El objetivo es corregir la situación actual, en la que los propios afganos “aceptan” a sus fuerzas armadas “pero no confían en ellas”. Ahora, en zonas de Badghis como el valle de Moqur, el ANA ha comenzado a realizar en solitario operaciones psicológicas. “Entran en sitios donde nosotros no podemos entrar por respeto”, dijo.

La unidad de operaciones psicológicas española refuerza este trabajo y publicita entre la población “cada éxito” del Ejército afgano. “Nos va mucho en que, cuando dejemos este país, la gente confíe en su gobierno y su ejército”, subrayó.

(SERVIMEDIA)
25 Oct 2012
DCD/caa