La nueva fecha prevista es el 7 de diciembre, horas antes de la reunión del día 8. El objetivo es alcanzar un acuerdo político que la vicepresidente primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, pretendía lograr para el pasado mes de octubre.

Cerrar este pacto es fundamental, ya que sin él no se puede dar paso a la fase final de las negociaciones para remitir un texto legislativo al Parlamento Europeo, donde todavía tendrá que enfrentarse a un arduo proceso parlamentario con las elecciones europeas en el horizonte.

Los 27 han agotado casi todo el tiempo de descuento y cada día se reducen las posibilidades de consensuar la reforma antes de que acabe un año. La cláusula de escape del Pacto de Estabilidad y Crecimiento se desactivará en 2024, por lo que, si no hay reforma, se reactivarán las antiguas reglas fiscales.

FRANCIA-ALEMANIA

Francia y Alemania encabezan en estos momentos las posiciones enfrentadas en el debate. De hecho, el ministro de finanzas francés, Bruno Le Maire, llegó a reivindicar un diálogo bilateral entre ambos países para desencallar el acuerdo, al margen del trabajo multilateral que ha emprendido Calviño, que en la última reunión presentó una propuesta “base” para intentar acercar posturas.

En resumidas cuentas, el choque entre ambos bloques reside en las garantías sobre el proceso de reducción de la deuda y las exenciones a aplicar a algunas inversiones. Alemania defiende que la deuda debe reducirse anualmente en por lo menos un punto porcentual del PIB, y se muestra reacio a la posibilidad de excluir del cálculo del déficit distintas partidas como el gasto en Defensa.

En el otro lado, Francia quiere centrar las reglas fiscales en la sostenibilidad de la deuda a largo plazo, a la vez que Italia y los países de Europa Oriental –próximos a Ucrania– apuestan por no contabilizar en el déficit el gasto en defensa y las inversiones financiadas con fondos europeos.

En este contexto, España tendió una propuesta a los 27 en la que mantiene el espíritu de la propuesta original de la Comisión Europea: que los países mantengan su déficit por debajo del 3% del PIB y que el nivel de deuda pública sea inferior al 60% del PIB. Asimismo, recoge la idea de Bruselas de establecer planes de ajuste de cuatro años –ampliables a siete– cuando los Estados miembro no cumpla con estas referencias, y hace guiños a las reivindicaciones de las distintas partes.

La reunión de noviembre se saldó, sin embargo, sin acuerdo. Pero los socios reconocieron avances y acordaron un encuentro extraordinario para desencallar la reforma. Inicialmente se habló de la última semana de noviembre, pero finalmente los ministros se darán cita el próximo 7 de diciembre.