Bono apuesta por reconocer la singularidad de Cataluña pero “por el camino” de la Constitución y preservando la igualdad de derechos

- Cree una contradicción hablar de "federalismo asimétrico" y denuncia a quienes "necesitan el conflicto para mantener su tinglado"

MADRID
SERVIMEDIA

El exministro y ex presidente del Congreso de los Diputados José Bono apostó este martes por un federalismo que reconozca la “singularidad diferenciada” de Cataluña, País Vasco y Galicia, pero “por el camino” de la Constitución, “no campo a través”, y preservando la igualdad “esencial” de derechos de todos los españoles. “Pagar más impuestos”, sentenció, “no puede dar más derechos”.

Bono presentó públicamente “Les voy a contar”, el primer tomo de sus diarios, que abarca desde 1992 a 1997 con un epílogo de 1999, y en el coloquio posterior expuso detalladamente su visión de lo que ocurre en Cataluña.

Su primera respuesta fue “con hechos” narrados en su libro, cuando siendo ministro de Defensa fue arrestado, por primera vez desde la guerra civil, un teniente general de Sevilla “por pronunciarse críticamente” con el Estatuto de Autonomía de Cataluña, “del que yo también era crítico”.

Con ese recuerdo, y con la sentencia de que no es “un asunto de la milicia”, respondió a la pregunta de si teme una reacción militar en caso de que Cataluña materialice las aspiraciones secesionistas.

Reconoció que sus emociones “se alteran” cuando ve a cientos de miles de manifestantes que no se sienten españoles, a los que respeta, pero a los que precisa que hay “muchos más catalanes” que se sienten también españoles y que se expresan en otros escenarios distintos a la Diada, como las últimas elecciones generales.

Bono alertó de que a esas emociones “lo que no podemos hacer es echarles gasolina”, y por eso no quiso entrar en algunas valoraciones concretas, pero sí dejó claro que la tesis del “café para todos” sirvió en un momento dado como “salida” para calmar a los militares que “se sublevaron” contra las pretensiones de Cataluña por entender que romperían España, pero a la larga fue “un disparate”.

Como ex presidente de una región que nunca reclamó la autonomía pero “nos tropezamos con ella”, aseguró que resultó ser “el mejor invento” para Castilla-La Mancha.

Sin embargo, Cataluña, País Vasco “y quizá también Galicia” precisan, en su opinión, un “tratamiento diferenciado a sus identidades diferenciadas”, con dos condiciones que considera “sensatas”.

La primera es que ese tratamiento debe alcanzarse “por el constitucional, no campo a través”, porque no puede haber nada, tampoco la historia, los sentimientos, los votos o los fueros, por encima del imperio de la ley. La segunda es que el resultado tiene que ser la igualdad de derechos de todos los españoles.

“La diferencia no puede traer consigo la desigualdad. Pagar más impuestos no puede dar más derechos”, sentenció, porque si alguien se presentara en un hospital exigiendo mejor atención por pagar más en su declaración de la renta podría ser tachado con razón de “desvergonzado”.

Cree que esas dos condiciones las cumple el federalismo por el que apuesta el PSOE, al que dice que el término le resulta “familiar” porque así se apellidan todos sus órganos de dirección. El federalismo, aseguró, “evoca igualdad”, pero nunca “asimetría”, porque sería tanto como “un cura que no cree en Dios, la negación dentro de la misma propuesta”.

Se trata de reconocer diferencias identitarias, símbolos singulares que reflejan esa diferencia, pero no diferencias de derechos “esenciales” de los ciudadanos.

Bono aseguró que no concibe a Cataluña y a España separadas, al menos no de una forma “próspera”, y precisó que una vez reconocidas las diferencias no pueden ser medidas continuamente “como la prima de riesgo”.

Aunque no quiso señalar culpas para no contribuir a “echar gasolina a las emociones”, denunció que en este asunto hay separatistas pero también “separadores”, a los que definió como “gentes que necesitan el conflicto para mantener su personal tinglado”.

Cuando se le preguntó por la despedida de Ernest Maragall respondió narrando algunos episodios de su relación con Pasqual Maragall, como cuando al terminar el Congreso Federal de 2000, en el que él perdió la Secretaría General del PSOE frente a José Luis Rodríguez Zapatero, le propuso ser presidente del partido.

Terminó respondiéndole, explicó, que no quería ser presidente porque no estaba de acuerdo “con el modelo de partido que veo que estáis haciendo”, y ante la sorpresa de Maragall porque apenas se estaba empezando a negociar la Ejecutiva, le dijo: “Si yo hubiera ganado, tú no estarías ofreciendo la Presidencia del partido a nadie”.

Bono no quiso precisar si apuesta por la separación del PSOE y el PSC, y se limitó a pedir “buen sentido, buen criterio, mucho espeto a la Constitución y entre nosotros mismos” sin despreciar lo que ocurre, “porque sería tanto como admitir que este país no tiene quien le escriba ni quien le quiera”.

“No imagino a Iniesta ni a Montilla extranjeros”, aseguró, y cuando el asunto ya no está solo en los titulares de los periódicos sino que lo expresan cientos de miles de manifestantes y lo asumen “autoridades importantes”, hay que actuar “con gravedad, no con levedad”, y defender “que no se puede ser más, siendo menos”.

(SERVIMEDIA)
25 Sep 2012
CLC