“El virus de la prisa lo contagia todo y nos hace mal en todos los aspectos: la salud, el trabajo, el medio ambiente y, por supuesto, las relaciones personales”, destacó.

Honoré explicó ante más de 2.000 jóvenes en qué consiste el movimiento Slow, que reivindica la lentitud y es “una llamada sobre todo a los jóvenes que están tan llenos de energía y tienen tantas ganas de hacer cosas”.

Sin embargo, según el gurú de este movimiento, “son precisamente los jóvenes quienes necesitan más la lentitud, ya que deben conocerse a sí mismos. Por eso, aseguró que “cuando bajamos el ritmo es cuando se produce ese encuentro con uno mismo y conectamos con los valores positivos y vitalicios que nos enseñan lo que de verdad importa en la vida”.

En este sentido, indicó que el punto de inflexión en su vida fue cuando, envuelto en una vida frenética, descubrió una “colección de cuentos infantiles resumidos en 60 segundos para padres ocupados”, en un primer momento pensó que era una idea genial, pero seguidamente comprendió que debía pararse a pensar qué estaba haciendo con su vida y “a qué estaba renunciando por vivir tan deprisa”.

Fue entonces cuando comenzó a investigar sobre la desaceleración del tiempo y se convirtió en el mayor referente internacional del movimiento ‘Slow’, que predica la desaceleración de la vida moderna.

Honoré aseguró que acontecimientos tan importantes como la actual crisis financiera han sido provocados por el exceso de rapidez, “ya que la economía se basaba en obtener ganancias rápidamente, sin pararse a analizar las garantías y el funcionamiento del proceso”. En este campo, asegura, “ahora los expertos piden que se recupere la lentitud para poder avanzar”.

Carl Honoré es un periodista premiado, autor, historiador y reconocido como un auténtico “Gurú Antiprisas”. Expresa su filosofía en el libro “Elogio de la lentitud” y en su última publicación, titulada “Bajo presión”, explica cómo el enfoque contemporáneo de la educación es contraproducente.

En Madrid el Congreso está patrocinado por la Fundación Rafael del Pino, la Fundación Repsol, la Caixa y la Fundación Randstad. También cuenta con la colaboración de la Fundación Educación Activa.