Un grupo de estos activistas de Greenpeace se ha encadenado a las ventanas que flanquean la puerta principal de la sede del ministerio en la madrileña plaza de San Juan de la Cruz, hasta donde se han desplazado una veintena de efectivos de las Fuerzas de Seguridad del Estado.

Mientras tanto, otros miembros de la organización conservacionista han puesto arena en la entrada y se han instalado allí como si estuvieran en una playa, bajo una sombrilla, tomando el sol.

Esta organización considera que la modificación de la Ley de Costas se ha hecho a medida de las demandas de aquellos que tienen irregularidades en el litoral desde 1988, y afirma que en la nueva normativa entran una serie de conceptos muy difíciles de interpretar y que podrían abrir "la caja de Pandora" a consideraciones nuevas, como el hecho de que se permita construir sobre "dunas muertas", es decir, aquellas que están colonizadas por la vegetación y asentadas a varias decenas de metros de la ribera del mar.

Además, Greenpeace asegura que fomenta la especulación urbanística y solventa los problemas que tenían con la aplicación de la ley anterior aquellos municipios para los que "todo ha valido" en cuestión de "burbuja inmobiliaria”.