El trabajo ayuda a comprender el comportamiento de los vientos que forman el agujero de ozono y además explica cuáles son los procesos involucrados en la recuperación de la capa de ozono antártica. En concreto, desvela las rutas de transporte de partículas en el área antártica y muestra cómo se produce una pequeña mezcla entre el aire del interior (pobre en ozono) y el del exterior (rico en ozono) del vórtice polar.

El nuevo método ayuda por tanto a entender los procesos de intercambio de aire dentro y fuera de esta gran borrasca, y añade precisión a lo que se sabe sobre el papel del vórtice polar y su relación con el agujero de ozono.

“Las técnicas matemáticas utilizadas hasta ahora no eran capaces de detectar con precisión este intercambio de partículas que se da entre el interior y el exterior del vórtice polar”, señaló la investigadora del Icmat y autora de la técnica matemática utilizada en este trabajo, Ana María Mancho. “Nosotros demostramos que, aunque este cinturón de vientos sigue siendo una barrera robusta, las partículas la pueden atravesar y, además, describimos cómo la atraviesan”.

Los investigadores han podido confirmar ya la validez del método con datos experimentales, ya que han encontrado relación entre sus resultados y las trazas del ozono en el interior del vórtice polar.

El resultado se presentó en el Congreso sobre Aplicaciones Matemáticas para el estudio de las Corrientes Oceánicas y Atmosféricas que se celebra durante esta semana en el Icmat, y en el que participan 50 expertos en física, matemáticas, oceanografía y ciencias de la atmósfera con el apoyo de la Oficina de Investigación Naval del Departamento de la Marina estadounidense.