Analistas internacionales señalan en FAES el trecho que les falta a las revoluciones árabes para ser democracias
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El director general del Centro Sefarad-Israel, Florentino Portero; el asesor sobre Oriente Medio del Congreso de EEUU Walid Phares y el editor del periódico alemán Die Zeit, Josef Joffe, analizaron hoy el desarrollo de las revoluciones en los países árabes subrayando los elementos que impiden que sean y vayan a ser a corto plazo de índole democrática.
Los tres protagonizaron una mesa redonda que ha dedicado el campus de la Fundación FAES a este fenómeno histórico. Portero llamó la atención sobre el “voluntarismo” de los europeos para inventarse la realidad árabe, al prever un horizonte democrático cuando la realidad económica y social “no lo hacía fácil” y los jóvenes universitarios occidentalizados que iniciaron las revueltas “no representan nada” al lado de los islamistas, que se han ido haciendo con el control de las mismas.
Ahora bien, adelantó que, allá donde accedan al Gobierno, como en Egipto, se verán con el mismo problema que derrocó a las dictaduras: La falta de expectativas de unos jóvenes conectados a Internet pero que no pueden encontrar trabajo en su país ni, ahora, emigrar a Europa. Esto podría dar una baza a la UE para exigir respeto a los derechos humanos a cambio de inversiones.
Sin embargo, Portero barajó otra posibilidad: Que los islamistas sean “más fieles a sus ideales que a su conveniencia” y se constituyan en un gran califato panislámico. Si así fuera, auguró fuertes rivalidades entre Irán, Arabia Saudí y Turquía, y, singularmente, interpretó que el arma nuclear no está destinado a Israel, sino a Arabia Saudí. Sea cual sea el desenlace, este analista calcula que tardará 10 años en aclararse.
Por su parte, Phares destacó que ni un solo documento de inteligencia predijo las revueltas árabes, como sí hizo su libro ‘La revolución inminente’, y vaticinó ahora que frente a los gobiernos islamistas surgirán oposiciones que amalgamarán a los pioneros laicos de estos movimientos, a los militares y a elementos de las dictaduras derrocadas, ahora reconvertidos. Ante esta tesitura, sólo se preguntó qué va a hacer la Unión Europea.
Finalmente, Joffe ironizó sobre la esperanza occidental de que el mundo árabe fuera a conseguir en un año lo que a Europa le ha costado ocho siglos y muchas revoluciones liberales masacradas por los reyes. “Una revolución no es una democracia”, distinguió, “y Facebook y Twitter son simulaciones de la realidad”.
En su opinión, para construir una democracia hacen falta una renta per cápita de 2.000 dólares, una clase media fuerte, libertad política y económica, una administración imparcial, contrapesos de poder, igualdad ante la ley, una conciencia de nación y una transición sin violencia que no genere deseos de venganza; estas dos últimas condiciones sí las cumplirían Túnez y Egipto. “Por eso el mundo árabe tiene aún mucho que recorrer”, concluyó, desaconsejando también el intervencionismo occidental, porque “construir una nación donde no hay nada es muy difícil hasta para la primera democracia del mundo”.
(SERVIMEDIA)
03 Jul 2012
KRT/gja