CUMBRE UE

LOS 25 JEFES DE GOBIERNO AFRONTAN LA ENCRUCIJADA DE ACEPTAR O RECHAZAR A TURQUÍA

- Se aprobarán medidas de refuerzo de la frontera sur parafrenar la inmigración ilegal

BRUSELAS
SERVIMEDIA

El diagnóstico lo realizó hace días el presidente del Parlamento Europeo, José Borrell, cuando dijo: "El proyecto europeo sufre una triple crisis, de legitimidad, de dimensión y de eficacia, es decir, una crisis de identidad". Y ello se va a poner nuevamente de manifiesto hoy y mañana, durante la reunión en Bruselas de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.

De la crisis de dimensión territorial, según la terminología "borrelliana", va a dar medida la respuesta que den los 25 a Turquía en su deseo de integrarse en la Unión. Para Europa es una encrucijada el solo planteamiento de ingreso de un país musulmán de 90 millones de ciudadanos, al que muchos países -Alemania y Austria, pero no sólo centroeuropeos, también Francia- ven con temor.

El Gobierno de Tayip Erdogan ha ofrecido la apertura de un puerto y un aeropuerto a Chipre para evitar la suspensión parcial de las negociaciones de adhesión. El gesto, lejos de apaciguar los ánimos en el seno de la UE, ha originado una batalla interna en las reuniones previas a la cumbre que celebra el llamado Comité de Representantes Permanentes (Coreper).

La frase "la UE mantendrá sus compromisos existentes hacia los países en el proceso de ampliación, pero considerará cuidadosamente cualquier nuevo compromiso", incluida en el borrador de conclusiones que se darán a conocer el mañana, creó una fuerte marejada entre partidarios y detractores del ingreso turco.

Los turcos cuentan con el apoyo de Reino Unido, España, Suecia, Italia, Estonia y Lituania. Los adversarios del ingreso de Turquía son Grecia, Chipre y Francia en primera línea. Los gobiernos de Alemania y Austria no se definen abiertamente, pero sus opiniones públicas reflejan un fuerte rechazo a la idea de una UE con Turquía.

Así las cosas, otros asuntos, como el papel de la UE en la crisis de Oriente Próximo, plantean serios nubarrones. Sólo en el capítulo de emigración, con propuestas claramente impulsadas por España tras la crisis de los cayucos en Canarias, se vislumbra un acuerdo fácil.

La propuesta hecha pública por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a la que se sumaron Francia e Italia, para que la UE tenga un papel protagonista en la resolución de la crisis árabe-israelí, amenaza con abrir un nuevo frente.

Nuevos socios, como Polonia, y otros no tan nuevos, como Gran Bretaña, pero claramente alineados ambos con las tesis de Washington, amenazan con echar por tierra una iniciativa que no cuenta con el visto bueno estadounidense y mucho menos el israelí.

EL "AMIGO" PUTIN

En materia presupuestaria, el montante aprobado para 2007- 2013 es de 864.400 millones de euros, una cifra muy por debajo de la propuesta por la Comisión (994.300 millones) y de los 974.800 millones exigidos por el Parlamento de Borrell, que se refiere a esto, básicamente, cuando habla de "crisis de eficacia".

Respecto a la legitimidad, siguiendo con el lenguaje del veterano político español, esto es, la Constitución aprobada por 16 Estados, algunos de ellos con referéndum incluido, como España, las cosas siguen como estaban, es decir, sin fecha.

La polémica de última hora entre un socio, Polonia, y Rusia hizo imposible que en noviembre se alcanzara la renovación del acuerdo estratégico con Rusia; un dato que amenaza con enturbiar el ya de por sí turbio asunto del aprovisionamiento energético de la UE, fuertemente dependiente del gas y el petróleo de los Urales.

Al resto de socios de la UE les parece que el veto polaco porque Rusia veta la importación de carne polaca por razones sanitarias es poco argumento cuando se trata de garantizar el suministro básico de energía a un continente y 400 millones de individuos.

Tras ese veto, cada Estado se ha buscado las habichuelas por su cuenta y Alemania ya ha resuelto sus problemas de abastecimiento con un acuerdo bilateral con Rusia, mediante un gasoducto que rodea Polonia, lo cual no ha propiciado otra cosa que enrarecer aún más las relaciones polaco-germanas, siempre dispuestas al incendio a causa de la historia bélica entre ambos países.

(SERVIMEDIA)
14 Dic 2006
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