La sección segunda de la Audiencia granadina le impone además una pen de cuatro años de prisión por un delito de agresión sexual continuada y le castiga a dos meses más de arresto por otro de violencia continuada sobre sus cuatro hijos, de cuya patria potestad queda igualmente privado.

El tribunal ha estimado que en cada uno de los delitos contra la libertad sexual la agravante de parentesco. El condenado tendrá que indemnizar a la menor perjudicada con dos millones de pesetas y a su propia esposa con otro medio millón.

La sala declara probado que el procesado infigía continuos malos tratos a toda la familia, a la que llegó a amenazar con una escopeta, e incluso llegó a poner en peligro a sus vidas intentando prender fuego a la vivienda.

Según la sentencia, intentó en tres ocasiones penetrar a su hija Verónica cuando esta tenía 10 años y la sometió antes a distintas vejaciones sexuales. También abusó en al menos una ocasión de otras de las niñas un año menor que la primera.

La declaración del médico ginecólogo que reconoció a la pequeña Verónica y que aseuró no haber hallado en esta señales desgarros de himen ni señales de violencia, lo que inclinó al tribunal a condenar por "violaciones frustadas y no consumadas".