Así lo anunció la Fundación por las personas desaparecidas QSDglobal en un comunicado en el que puntualizó que esta reivindicación está “sustentada” en la aparición, 33 años después de los hechos, de un testigo presencial que ha aportado datos “precisos” acerca de las circunstancias en las que se llevó a cabo el posible “rapto” de Isidro Orrit, que entonces tenía cinco años, y de su hermana Dolores, de 17.

Según recordó la Fundación, el pequeño de los Orrit, una familia numerosa de 15 hermanos, había sido ingresado días antes y su hermana le acompañaba cuando la noche en que sucedieron los hechos los sanitarios de la planta protagonizaron una celebración en una de las estancias del hospital que, según las pesquisas, pudo ser “aprovechada por el autor o autores de la desaparición de los menores”.

Tras advertir de que la madre de los menores denunció “desde el primer momento el robo de sus dos hijos más pequeños”, QSDglobal subrayó que la familia decidió mantener la búsqueda “más allá” de la prescripción del posible delito, en 2018.

Ahora, con el respaldo jurídico de la abogada y criminalista Iciar Iriondo, demanda a la justicia la reapertura del caso, incorporando a las investigaciones el testimonio surgido recientemente a raíz de la difusión del caso en un programa de televisión.