La patronal del pequeño y mediano comercio pidió iniciativas ante el “grave perjuicio” que estas prácticas ocasionan sobre el comercio, el empleo y la economía de España, además del “grave riesgo” que conllevan para la salud y la seguridad de los consumidores.

En este sentido, el presidente de la CEC, Manuel García-Izquierdo, alertó de que de seguir proliferando la venta de falsificaciones, el pequeño y mediano comercio sufrirá una “importante pérdida de competitividad y de empleo”.

Si no se pone freno, el negocio ilícito hará que en los próximos años “miles de comercios se vean abocados al cierre”, a pesar de ser comercios que “si cumplen con las garantías de trazabilidad y calidad de sus productos y pagan sus impuestos contribuyendo a generar riqueza, empleo y bienestar social”, apuntó García.

De esta forma, la CEC recordó que, en contra de lo que muchos consumidores piensan, este delito afecta tanto a las grandes empresas como a muchas pequeñas y medianas empresas que tienen en la marca uno de los activos más valiosos de su negocio.

Según el estudio “El consumidor ante las falsificaciones. 2010”, elaborado por la Asociación Nacional para la Defensa de la Marca (Andema), se cifra en 505 millones de euros el consumo de productos falsificados por parte del consumidor de forma voluntaria, y desde Europa, se estima que las falsificaciones hacen que se deje de ingresar cerca de 60.000 millones de euros.

El presidente de la CEC también alertó del aumento de la venta de productos falsificados en Internet, por lo que solicitó una mayor vigilancia y el establecimiento de sanciones proporcionales para evitar un mayor perjuicio.

Por su parte, la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta de la Policía Nacional, indicó en su balance del 2011 que el número de efectos de cosmética, perfumería, calzado, prendas de vestir, marroquinería, complementos, joyas o relojes intervenidos superó el millón de unidades.