Así lo anunciaron sus autoridades sanitarias nacionales después de que no se notificaran nuevos casos en un plazo de 42 días, es decir, dos periodos de incubación tras el alta del último caso confirmado.

En total, se registraron 11 casos (ocho confirmados y tres probables), entre ellos seis muertes, en el brote que se declaró el 8 de octubre tras confirmarse un nuevo caso en la zona sanitaria de Beni, en la provincia de Kivu, al norte del país. Este fue el decimotercer brote del país y se produjo en la misma zona que el brote de 2018, que duró dos años.

Por ello, más de 1.800 personas fueron vacunadas en una campaña que se inició apenas cinco días después de detectarse el primer caso, y fue la primera ocasión en la que se utilizó en el país la vacuna contra el ébola Ervebo, recientemente autorizada.

"Una mayor vigilancia de la enfermedad, la participación de la comunidad, la vacunación selectiva y la respuesta rápida están haciendo más eficaz la contención del ébola en la región", aseguró el director regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para África, el doctor Matshidiso Moeti. "Durante este brote, la República Democrática del Congo fue capaz de limitar las infecciones generalizadas y salvar vidas. Se están aprendiendo y aplicando lecciones cruciales con cada experiencia de brote”, añadió.

Esta respuesta rápida incluye medidas clave de control del brote, como el rastreo de contactos, la realización de pruebas y la vigilancia de la enfermedad. Esto, en conjunto con los esfuerzos de colaboración de la comunidad, ayudaron a contener el brote dentro de Beni, donde se detectó el caso inicial. Asimismo, en apoyo del país, la OMS desplegó expertos, suministros y aportó fondos para ayudar a contener el brote.

Por su parte, la OMS explicó que la prevención del abuso y la explotación sexual fue un pilar fundamental de la respuesta. Así, desplegó un experto para formar a su personal y a los socios en la prevención de comportamientos inapropiados y abusivos, y se les hizo firmar un código de conducta. Posteriormente, los formadores se pusieron en contacto directamente con los miembros de la comunidad en la que trabajaban las autoridades sanitarias para concienciarles sobre la explotación y los abusos sexuales y sobre cómo denunciarlos de forma segura. Asimismo, se lanzaron anuncios de radio y folletos en las lenguas locales, que también ayudaron a difundir el mensaje.