Cultura
Dos libros de Juan Ramón Jiménez y once revistas literarias de la década de 1920, legado del premio Nobel en el Cervantes
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La Caja de las Letras del Instituto Cervantes recibió este miércoles como legado ‘in memoriam’ de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) las primeras ediciones de sus libros en verso ‘Belleza’ y ‘Poesía’, que se remontan a 1923, y once ejemplares de revistas literarias de la década de 1920 en las que el premio Nobel de Literatura de 1956 actuó como editor y mentor de poetas que posteriormente integrarían la Generación del 27, como Federico García Lorca (1898-1936), Rafael Alberti (1902-1999) o Jorge Guillén (1893-1984).
Ello tuvo lugar en un acto al que asistieron la sobrina nieta del poeta, Carmen Hernández Pinzón; el director del Cervantes, Luis García Montero; y representantes de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, de la Universidad Internacional de Andalucía, la Diputación de Huelva y el Ayuntamiento de Moguer.
El legado, depositado en la caja de seguridad número 1.677 de la antigua cámara acorzada de la madrileña sede del Cervantes por Hernández Pinzón, se abrirá el 15 de diciembre de 2023.
Las once revistas pertenecen a cinco publicaciones periódicas de la época: ‘Sí’ (un número de 1925), ‘Unidad’ (números 1, 2, 7 y 8), ‘Índice’ (números 1, 2 y 3), ‘Presente’ (números 12 y 15 de la considerada mejor publicación en cuanto a tipografía) y ‘Política poética’ (un ejemplar de 1936, el más tardío, publicado poco antes de su marcha al exilio americano).
A este legado se suma la donación ‘sine die’ de los 47 tomos de las ‘Obras Completas’ de Juan Ramón Jiménez, editadas por visor, y diferentes trabajos de libros inéditos procedentes del archivo del autor onubense, donados por José Antonio Expósito Hernández y la editorial Linteo Poesía, unas obras que engrosarán los fondos de la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes.
En el turno de parlamento, el director del Cervantes, Luis García Montero, ensalzó la “incuestionable aportación a nuestra poesía y nuestra lengua” de Juan Ramón Jiménez, así como su “ejemplo de vocación poética” y de “trabajo gustoso”.
También subrayó que “supo convertir la vida y el trabajo en un compromiso ético”, siguiendo lo establecido por los postulados de los regeneracionistas de aquellos años, lo que le sirvió para aseverar que “hizo inseparable vocación y ética” en su compromiso vital por ser un “buen poeta”.
A su vez, Carmen Hernández Pinzón esbozó un paralelismo entre la labor del Instituto Cervantes en la promoción de la lengua española y el propio Juan Ramón Jiménez, quien “luchó y sufrió” por su idioma en su exilio en EEUU, donde se sintió “deslenguado” y “lloraba por su español perdido”, hasta que finalmente su esposa Zenobia Camprubí (1887-1956) organizó el traslado a Puerto Rico, país en el que fallecería.
Por su parte, el presidente de la Fundación Zenobia-Juan Ramón Jiménez, Antonio Ramírez, reseñó que el poeta “retorna hoy a Madrid, a la colina de los Chopos”, donde estaba emplazada la Residencia Estudiantes, “y al Madrid del centro", donde se editaban las revistas cedidas hoy.
Juan Ramón Jiménez, quien da nombre a la biblioteca del Cervantes de Nueva Delhi (India), es el segundo premio Nobel de Literatura en lengua española cuya huella ‘in memoriam’ se ha guardado en la Caja de las Letras, tras el legado del colombiano Gabriel García Márquez (1927-2014), depositado el 24 de febrero de 2015.
También es el tercer Nobel español que entra, tras los legados de los investigadores Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), depositado el 25 de mayo de 2020, y Severo Ochoa (1905-1993), el pasado 11 de febrero.
(SERVIMEDIA)
15 Dic 2021
MST/clc