Los encuentros comenzarán este lunes con un primer grupo de 24 prelados, del 13 al 18 de diciembre, los responsables de las provincias eclesiásticas de Santiago de Compostela, Oviedo, Burgos, Pamplona y Tudela y Zaragoza.

El segundo grupo se encontrará con Francisco después de Navidad, del 10 al 15 de enero. Serán 22 obispos de las provincias eclesiásticas de Tarragona, Barcelona y Valencia. A continuación otro grupo, del 17 al 22 de enero. En este encuentro participarán 18 obispos de las provincias eclesiásticas de Granada, Sevilla y Mérida-Badajoz.

Finalmente, tendrán su visita ‘ad limina’, del 24 al 29 de enero, 20 obispos de las provincias eclesiásticas de Toledo, Madrid, Valladolid y Castrense.

Además de la audiencia con el Santo Padre, los obispos españoles celebrarán la eucaristía en las cuatro Basílicas Romanas: San Pedro, San Juan de Letrán, Santa María la Mayor y San Pablo Extramuros.

Asimismo, los obispos mantendrán también reuniones en los dicasterios de la Congregación para los Obispos, el Pontificio Consejo para los Laicos, la Congregación para el Clero, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Pontificio Consejo para la Educación Católica, el Pontificio Consejo para Culto Divino, el Pontificio Consejo para los Laicos, el de Nueva Evangelización, Familia y Vida, Promoción para el Desarrollo Humano integral y Pontificio Consejo para las Comunicaciones y la Secretaría de Estado. Además, podrán visitar otros organismos vaticanos.

Según recordó la Conferencia Episcopal Española, la visita ‘ad limina’ es la visita que todos los obispos católicos deben hacer, cada cinco años, a Roma, y que en esta ocasión se ha retrasado por causa de la pandemia. Por el mismo motivo también se realiza en varios grupos de prelados. El Papa retomó estos encuentros con obispos de todo el mundo el pasado septiembre. La última visita ‘ad limina’ fue en el año 2014, en el primer año de pontificado del papa Francisco.

La ‘ad limina’ comprende la peregrinación a las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo como expresión de comunión eclesial y el encuentro con el Papa como sucesor de san Pedro. Incluye también informar sobre la situación de la Iglesia en la diócesis que cada obispo tiene encomendada.