Libro ‘Política para adultos’
Rajoy: “Los votantes de Vox tienen mi respeto pero no mi aquiescencia”
- Augura que “más pronto que tarde” volverán al PP

El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El expresidente del Gobierno y del Partido Popular Mariano Rajoy pronostica que los votantes de Vox “más pronto que tarde” volverán a apostar por el Partido Popular, además de mostrar hacia ellos su respeto pero “no” su “aquiescencia” y apostar por visualizar que su partido y el de Santiago Abascal son fuerzas políticas “muy distintas”.
Así lo traslada el que fuera jefe del Ejecutivo en su libro ‘Política para adultos’, que publica este miércoles la editorial Plaza & Janés y que será presentado mañana a las 19.00 horas en el Real Casino de Madrid junto al periodista Carlos Herrera.
Al evento acudirá el actual presidente del PP, Pablo Casado, y también está prevista la asistencia de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en mitad del pulso con Génova por la celebración del Congreso del PP de Madrid al que la mandataria regional ya ha dicho que se presentará y que aún no ha sido convocado.
En las páginas de este libro, Rajoy describe a Vox como “un partido que presenta los rasgos característicos del populismo”. “No se me escapa que la mayoría de sus votantes en algún momento lo fueron del Partido Popular. De hecho, conocí a Santiago Abascal cuando militaba en el PP, pero sobre todo conocí y traté mucho a su padre, que era una bellísima persona, perseguida vilmente por el terrorismo de ETA”, describe.
“Los votantes de Vox tienen mi respeto pero no mi aquiescencia”, señala Rajoy en estas páginas, en las que asegura que no piensa decir, “como hace la izquierda, que Vox es un partido fascista porque eso es falso”. Sin embargo, opina que Vox y PP ahora mismo representan dos fuerzas políticas “muy distintas”.
Según el análisis de Rajoy, Vox “es la versión española de los movimientos nacional-populistas que vemos en muchos otros países europeos”. “Nadie del PP puede compartir el discurso antieuropeo de Vox, ni su política demagógica respecto a la inmigración, ni su discurso de radicalidad y visceralidad”, apunta, por lo que indica que “somos distintos y es bueno que se vea que somos distintos”.
En todo caso, Rajoy especifica que “esto no quiere decir que Vox no pueda apoyar a gobiernos del Partido Popular en distintas administraciones, como de hecho ha venido sucediendo en los últimos tiempos”. “Mi previsión es que, al igual que sucedió con Ciudadanos, más pronto que tarde los votantes de Vox volverán a apostar por el Partido Popular”, vaticina.
Se remite al caso de Galicia, donde “gobierna con acierto y templanza” Alberto Núñez Feijóo y “Vox no existe, como no existió más que con carácter puramente testimonial mientras el PP estuvo gobernando en España”. En este contexto, apuesta que en el resto del país su influencia “irá mermando en la misma medida en que se fortalezcan las expectativas electorales del Partido Popular”.
Se muestra así convencido de que “los votantes de Vox volverán al PP en cuanto lleguen al convencimiento de que el PP es la gran plataforma electoral de todo el centroderecha español y el partido que tiene posibilidades reales de llegar al Gobierno. También cuando pase la propaganda y puedan ver que, acaso sin demasiados aspavientos, el Partido Popular ha sido el que ha defendido de forma más efectiva y contundente la unidad de España cuando estuvo amenazada”.
CIUDADANOS
Rajoy no solo señala a Vox, sino que tanto en este partido como “también en Ciudadanos” ve “posible encontrar sin grandes esfuerzos rasgos propios del populismo: la crítica general a la situación de nuestro país y a los partidos políticos mayoritarios, un adanismo evidente, un intento no menos palmario de monopolizar la honradez y la moral, unos tics ciertamente autoritarios en la vida interna de la organización y una tendencia caudillista muy acusada con los líderes que se sitúan muy por encima de las organizaciones”.
Eso sí, reconoce al expresidente de Ciudadanos, Albert Rivera, y al exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, el “mérito fundamental de haber sabido crear desde cero dos fuerzas políticas que tuvieron mucha influencia en un momento determinado y que llegaron a pugnar por sustituir al PSOE y al PP”. “Lo que no lograron fue crear dos grandes organizaciones políticas, lo que no es ciertamente fácil”, apostilla Rajoy.
A eso atribuye Rajoy la trayectoria “claramente descendente” de Podemos y Ciudadanos, que “de alguna manera también son víctimas de la volatilidad que lleva aparejada la llamada nueva política”. En concreto, sobre Cs, Rajoy dijo respetar en su momento su “intento de sustituir al Partido Popular” en el liderazgo del centroderecha, aunque le pareció que se marcaban “objetivos inalcanzables”.
“Lo que ya no me pareció de recibo fueron los ataques personales (claramente exagerados e impropios de un partido que se decía liberal y de centro), su pretensión de monopolizar la moral y la virtud (como si los demás fuésemos la encarnación de todos los males posibles), sus vetos a las personas, su talante inquisitorial y su adanismo evidente (como si el mundo acabara de empezar con ellos)”, indica Rajoy.
Es más, al hablar de Cs, considera que había “demasiado populismo para quienes no deberían haber entrado en esas dinámicas”. Y va más allá al decir que “todo en ellos era excesivo y teñido de un aire de superioridad moral frente a los demás” y al señalar sus “bandazos”, sobre todo “a partir de 2017, cuando los dirigentes usaron su indiscutible victoria en Cataluña como palanca para erosionar no a los secesionistas, sino a mi Gobierno”.
“La principal razón de ser [de Cs] fue la de constituirse en bisagra no nacionalista que permitiera la gobernabilidad de España sin tener que hacer más cesiones de carácter territorial. Pero cuando llegó el momento de cumplir su función, Ciudadanos no quiso o no supo estar a la altura de ese objetivo”, relata Rajoy.
Con todo, para Rajoy, el “mayor error” de Cs y el que a su juicio “más daño ha hecho a este partido fue la decisión de Inés Arrimadas de abandonar el liderazgo d la oposición en Cataluña para trasladarse a vivir a Madrid” porque “se desaprovechó una oportunidad histórica de liderar la oposición al independentismo y de darles la batalle en pie de igualdad”. “Es lógico que entre sus numerosos votantes se haya generado un sentimiento de orfandad, que aún persiste entre los constitucionalistas en Cataluña”, indica el expresidente del Gobierno, que aunque admite que desconoce si existen razones personales que motivaron esta decisión, sí juzga sus consecuencias políticas y dictamina que fueron “malas para España y pésimas para Cs”.
(SERVIMEDIA)
30 Nov 2021
MFN/clc